VIVIENDO POR PRINCIPIOS
APLICANDO EL PRINCIPIO DE SEMBRAR Y
COSECHAR: CUIDANDO LA COSECHA
Hoy hablaremos acerca del principio de
Sembrar y Cosechar, recordemos que la palabra de Dios en diferentes momentos
habla de la siembra y la cosecha, el pueblo de Israel era un pueblo altamente
agricultor y dependían grandemente de las cosechas para poder vivir ellos y sus
familias. Es por ello que en la biblia aparece la importancia tanto de cuidar
la siembra, dónde se sembraba, qué semilla se sembraba, todo el proceso del
crecimiento, así como valorar la cosecha que con tanto esfuerzo y trabajo se
había logrado.
Hoy en día no dependemos al cien por
cien de la agricultura, ni tenemos un huerto en casa, debido a que todo se ha
facilitado y encontramos lo que deseamos al alcance de nuestra mano en las
tiendas o supermercados de alimentos. Pero en términos espirituales, el cuidar
tanto de la siembra como de la cosecha, sigue aplicándose en todas las áreas de
nuestra vida y hoy vamos a aplicar este principio reflexionando acerca del CUIDADO que debemos tener tanto al sembrar,
como el cuidar lo que cosechamos.
La
biblia habla claramente de lo importante que es cuidar de una siembra y una
cosecha, en el libro de Isaías 5:1 y 2 dice “Tenía
mi amado una viña en una ladera fértil. La había cercado y despedregado y
plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y
hecho también en ella un lagar…” como podemos ver no era solo cuestión de
sembrar la semilla sino edificar alrededor de ella una protección para que
pudiera crecer firme, fértil y diera frutos.
Cuando
hablamos de sembrar y cosechar sabemos que la semilla que se siembra debe
plantarse, cuidarse, darle un seguimiento y ver su evolución, posteriormente
podar la planta, quitar todas las malas hiervas que pueden crecer alrededor de
ella y finalmente ver el fruto que poco a poco estará listo para cortarse y
recibir la cosecha. Así mismo en nuestra vida si comenzamos un proyecto, un
trabajo, tenemos hijos, familia, un ministerio, etc. Debemos cuidar las
semillas de amor, atención, esfuerzo, etc. Que sembramos día a día, luego
debemos dar un seguimiento continuo y constante a todo aquello que tenemos a
nuestro cargo y que va creciendo, en el camino tendremos obstáculos y tropiezos
pero poco a poco veremos el fruto y recibiremos la cosecha que será la
bendición de nuestra familia, nuestros hijos en los caminos del Señor, un
trabajo bendecido, un ministerio que avanza y prospera etc.
En la palabra de Dios hay consejos
sabios y muy claros para saber cómo tener este cuidado:
1.
CUIDAR DE LA PEREZA: Proverbios 24:30 y 31
dice “Pasé junto al campo del hombre perezoso, Y
junto a la viña del hombre falto de entendimiento; Y he aquí que por toda
ella habían crecido los espinos, Ortigas habían ya cubierto su faz, Y
su cerca de piedra estaba ya destruida.”
Si hemos sembrado algo debemos cuidarnos de ser perezosos podemos
comenzar todo con mucha ilusión pero luego no somos sabios o somos faltos de
entendimiento y permitimos que los espinos, ortigas y maleza crezcan sobre lo
que hemos comenzado, la pereza en nosotros puede hacer que perdamos las ganas
de esforzarnos en nuestros trabajos, familia, ministerio, debemos cuidar que la
pereza no ahogue nuestros sueños y proyectos, las semillas que vamos sembrando
día adía, pensando como este hombre perezoso algún día lo voy a hacer y nunca
lo termina.
2. CUIDAR LAS ZORRAS PEQUEÑAS “Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas que
echan a perder las viñas; porque nuestras viñas están en cierne”. (Cantares 2:15) Esta es otra forma de cuidar aquello que hemos sembrado,
el ejemplo de las zorras es muy interesante porque las zorras son animales muy
pequeños, muy astutos y escurridizos, pesan poco y pueden subir hasta lo mas
alto de la viña y una viña en cierne es una viña que esta floreciendo, si la
zorra logra quebrar esa rama con flores, automáticamente se pierden los frutos
que serían uvas pero no llegan a formarse. Las zorras pequeñas en nuestra
siembras son esos pequeños detalles a los que restamos importancia, esas cosas
que pensamos que no importan, que son insignificantes pero si las dejamos
actuar pueden destruir una gran cosecha por ejemplo una discusión sin resolver
y pedir perdón, un mala contestación, un
impuntualidad, una palabra fuera del lugar, son zorras pequeñas que van poco a
poco destruyendo nuestro trabajo, relaciones y echan a perder una cosecha.
3. CUIDAR Y DEFENDER LO QUE ES NUESTRO: 2 Samuel 23:11-12 dice “… Los filisteos se
reunieron en Lehi, donde había un gran sembradío de lentejas, y el ejército
israelita huyo por temor a los filisteos. Pero Sama se paro en medio de ese
terreno y lo defendió; derroto al los filisteos, y el Señor les dio una gran
victoria”.Este es un versículo precioso de la palabra de Dios que nos habla de la
importancia de valorar lo que Dios nos da, por muy pequeño que sea o muy
grande, si Dios nos lo ha dado debemos
cuidarlo y valorarlo, defenderlo y protegerlo, la palabra habla de un sembradío
de lenteja otra escritura dice un pequeño terreno de lenteja, tampoco era un
gran campo, sumamente valioso pero dice que este valiente de David permaneció y
se paró en medio y lo defendió y El Señor le dio una gran victoria. Esta forma de cuidar nuestra cosecha y
nuestra siembra, es valorando y nunca menospreciando, si en la iglesia mi
ministerio es limpiar, ordenar, cuidar niños, etc. Debo cuidarlo y valorarlo
porque Dios me lo ha dado, mi terrenito de lentejas es mi familia, mis esposo,
mis hijos, mi trabajo eso que he cuidado y sembrado voy a valorarlo y protegerlo
de mis enemigos y Dios me va a respaldar y voy a tener la victoria.
4. CUIDAR DE NOSOTROS MISMOS Nosotros los mismos sembradores podemos
permitir que nuestra cosecha se arruine en el libro de Cantares 1:6 dice “Me
pusieron a guardar las viñas; y mi viña, que era mía, no guardé.” Esta escritura nos habla de la Sulamita que estaba morena del sol por
haber estado trabajando arduamente bajo el sol las viñas, pero su propia viña
había descuidado. Esto también puede sucedernos en proceso de sembrar y
cosechar, cuidar y velar por todo aquello que está afuera, pero descuidamos
nuestra propia familia, vida y ministerio, centramos nuestra atención en los de
afuera y trabajamos en los demás y cuando vemos nuestra propia vida, familia y
trabajo lo que es nuestro lo hemos descuidado, nosotros mismos podemos ser
responsables de perder aquello que un día hemos sembrado y perderemos el fruto.
En conclusión sembrar y cosechar no es
solamente poner la semilla, esperar a que crezca y recibir el fruto, sino que
es un proceso que lleva nuestro trabajo, esfuerzo, cuidado, atención, no siendo
perezosos, quitando las pequeñas zorras, valorando lo que Dios nos ha dado y no
descuidando nuestra propia viña. Cómo lo podemos lograr? En JUAN 15:4 “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no
puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco
vosotros, si no permanecéis en mí.” Lo
podemos lograr aferrándonos al Señor, permaneciendo en El, para que nos guíe,
nos oriente, nos instruya y permita que la siembra que hoy hacemos pueda dar
una abundante y bendecida cosecha.