"Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas."
Mateo 25:1-2
Cómo no lo pensé antes!
Es que lo olvidé por completo!
Debí haber esperado y no actuado tan precipitadamente!
Frases como estas salen del nuestros labios cuando nos damos cuenta que por alguna razón hemos sido insensatos y no hemos sido prudentes.
Hay una gran diferencia entre la prudencia y la insensatez. Según el diccionario la prudencia es "la capacidad de pensar ante acontecimientos o situaciones, pensar acerca de posibles riesgos o circunstancias para evitar y no recibir daños o problemas innecesarios", la prudencia nos hace ser precavidos, tener madurez, ser previsores, en otras palabras: pensar antes de actuar.
Por el contrario la insensatez es ser imprudente, actuar sin pensar, sin prevenir, sin tener en cuenta nada, alguien que no se detiene a pensar ni reflexiona.
Todos conocemos el pasaje bíblico de las vírgenes prudentes y las vírgenes insensatas, sabemos que las prudentes cogieron el aceite para sus lámparas y esperaron a que llegara el esposo y se fueron con él. Sin embargo las insensatas olvidaron el aceite, salieron quizás alocadamente y cuando llegó el esposo no estaban listas para irse con El. Las 10 estaban esperando a su amado las 10 querían irse, las 10 querían estar con El, las diez esperaban y no eran indiferentes, pero solamente cinco estaban realmente preparadas.
Todo en la vida es un proceso de aprendizaje y esta historia no solamente nos da un mensaje evangelistico para nuestra salvación, sino también para el diario vivir, ya que debemos buscar el ser prudentes y pensar siempre antes de actuar. Cuántos momentos desagradables, incómodos, difíciles y angustiantes podríamos evitarnos en el día a día si aprendemos a ser prudentes.
Todos anhelamos hacer las cosas bien, nadie quiere equivocarse, todos queremos ser parte de las bodas del cordero y el aceite simboliza en la palabra el Espíritu Santo en nuestra vida, ese aceite que unge nuestro corazón y nuestra alma, que sana nuestras heridas, que mantiene viva la llama en nuestro interior. Solamente a través de Su presencia en nuestro diario vivir podremos tener más sensatez, más prudencia y dejar la precipitación, la imprudencia, la inmadurez y el actuar por reacciones.
Anhelemos en nuestro corazón ser parte del grupo de las vírgenes prudentes y no del grupo de las insensatas. Esforcémonos por estar preparados y partir con nuestro amado cuando el venga y diga VAMOS!
Amén Jesús yo quiero hacer las cosas con prudencia y sensatez yo quiero ir contigo!!!