" Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti,
... que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad?"
Deuteronomio 10:13
La quinta cosa que El Señor pide de nosotros es que guardemos sus mandamientos y estatutos para que tengamos prosperidad. La palabra prosperidad la hemos atribuido comúnmente a tener recursos económicos, poseer una casa grande, un vehículo, tener propiedades, empresas y no tener necesidad de nada. Pero si vemos detenidamente en un diccionario sencillo la palabra prosperidad significa: Tener éxito en lo que se emprende, hacer que las cosas sucedan y tener el curso favorable de las cosas. Nada de esto se refiere a lo material, sino a algo que va más allá, algo que debemos anhelar para otros y para nuestra alma.
La escritura del libro de Deuteronomio 10 dice que guardemos los mandamientos y los estatutos del Señor para que tengamos prosperidad, sus mandamientos y estatutos son sus preceptos, reglas o instrucciones que Dios nos ha dado, los cuales son la clave para poder llevar una vida agradable a Él y también para que las cosas nos vayan bien, ya que El Señor como nuestro padre desea que hagamos su voluntad solamente con un único propósito, que tengamos bendición en la vida y que tengamos paz, alegría y gozo en nuestra forma de vivir diariamente.
Guardar sus mandamientos es ATESORAR lo que El me dice, cuidarlo, defenderlo, protegerlo ante cualquier otro mandamiento que venga a mi vida, guardar sus mandamientos es aplicarlos y retenerlos en nosotros.
El Señor pide que guardemos sus mandamientos porque son vida eterna para nuestra alma. Todos anhelamos tener bendición en la vida, tener éxito en lo que hacemos, ser respaldados y que todo nos vaya bien. EL Señor nos da la clave, guardar sus mandamientos y estatutos, leer su palabra cada día, escudriñarla, aprenderla y sobre todo ponerla por obra, esto lo pide Dios de nosotros porque El quiere que seamos prosperados y que su bendición y su respaldo nos acompañe donde quiera que vayamos. El Señor anhela que sus mandamientos sean nuestro mayor tesoro!