porque separados de mí nada podéis hacer."
Juan 15:5
Cuando permanecemos en EL Señor somos como esos pámpanos que están adheridos a la vid, por donde fluye la sabia que da vida y que permite que no nos sequemos sino que al contrario demos el fruto que se espera.
En muchas escrituras El Señor nos compara con árboles como higueras, olivos y vides, indudablemente son árboles que dan fruto, de los cuales se puede beneficiar, comer y hasta recibir su sombra. Un árbol que su rama cae al suelo podrá mantenerse verde por un tiempo corto, pero pronto empezará a secarse e irá perdiendo vida, imposible esperar que de una rama que ha caído del árbol se puedan obtener frutos, porque ya no hay vida corriendo en su interior.
Debemos pensar tambien que siempre daremos fruto, sea bueno o sea malo damos fruto, un manzano no puede dar frutos amargos o venenosos y un árbol venenoso no puede dar frutos buenos como el manzano, claramente si es bueno ofrece muchas cosas y podemos comer de su fruto y si es malo el destino es ser cortado y echado en el fuego, recordemos que cada árbol se conoce por su fruto.
La promesa que nos da la palabra de Dios es que si permanecemos en El, si nos aferramos al Señor, si no nos apartamos y abandonamos, podremos llevar mucho fruto y bueno no solamente en nuestra vida personal sino para bendición de muchos.
La pregunta que debemos hacernos es ¿Qué tipo de fruto estoy dando? La palabra habla de preciosos frutos que como cristianos debemos dar y en los próximos días estaremos hablando de los frutos que ya debemos estar dando y cuidar que éstos sean frutos de vida y bendición!
La pregunta que debemos hacernos es ¿Qué tipo de fruto estoy dando? La palabra habla de preciosos frutos que como cristianos debemos dar y en los próximos días estaremos hablando de los frutos que ya debemos estar dando y cuidar que éstos sean frutos de vida y bendición!
Señor quiero vivir aferrado a ti, a esa vid verdadera, que tu vida fluya en mi para que yo pueda llevar mucho fruto, quiero estar siempre en tu camino, permanecer en Tu voluntad, Señor que mis frutos sean agradables y a ti y para bendición de los que me rodean, Señor que por mis frutos sepan que tu vives en mi! Amén!