" Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día."
2 Pedro 2:8
En esta vida siempre vamos a tener que esperar. Desde que somos formados en el vientre de nuestra madre, debemos esperar 9 meses para poder ser formados completamente y nacer a la vida; como madres esperamos ese precioso fruto de nuestro vientre aunque inquietantes, esperamos que se cumpla el tiempo y poder conocer a nuestro hijo. También esperamos que caiga la lluvia cuando hay tiempo de sequía, esperamos que llegue el calor cuando hace mucho frío y esperamos a que llegue el invierno cuando hace mucho calor.
En esta sociedad siempre debemos esperar, aún para subir al autobús, para hacer la fila y pagar en una tienda o supermercado, esperamos en la farmacia, en el médico, en el aeropuerto, en el avión, en los semáforos, esperamos a nuestra familia cuando llega la noche, si se está soltero o soltera, esperamos que aparezca esa persona especial que Dios tiene para nosotros, esperamos luego el casarnos y formar una familia.
Según un estudio hecho por un diario se calcula que el ser humano del siglo XXI pasa aproximadamente 4 años de su vida haciendo cola, mas o menos el mismo tiempo que se dedicamos a comer o a navegar por Internet, incluso le han llegado a llamar la psicología de la espera, ya que nuestra sociedad es cada día más impaciente y se desespera al esperar.
Esperamos en muchos momentos de la vida y en esa espera pueden pasar muchas cosas, porque no siempre va a ser rápida, a veces debemos esperar por mucho tiempo la solución de un problema, el cumplimiento de una promesa, el alcanzar un sueño, un cambio de circunstancia o lograr llegar a una determinada posición.
En medio de una sociedad llena de impaciencia, Dios quiere que permanezcamos en el en esa espera que El permite que vivamos ya que para El Señor no es solamente un tiempo el que debemos esperar, sino un proceso por el cual todos debemos pasar hasta que se cumplan Sus propósitos en nuestras vidas.
La escritura de hoy dice "Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día." Qué quiere decir esto? Que lo que para nosotros es una eternidad, para EL Señor es solo un tiempo corto por el que permite que pasemos viendo nuestras reacciones, nuestras actitudes y nuestras respuestas a Su voluntad, y también lo que para nosotros ha sido algo tan repentino para El Señor ha sido un proceso largo que ha pasado sin que nosotros nos demos cuenta.
Todos esperamos algo, un sueño, una promesa, una resolución, una bendición, un nuevo tiempo, la liberación de una carga, un regalo, pero no debemos desesperarnos y apartarnos del Señor porque Su tiempo no es nuestro tiempo, Dios tiene un calendario y un horario celestial, que nuestro pequeño entendimiento no puede llegar y entenderlo, pero que existe y es real.
Espera en Dios en este tiempo que estás viviendo, no desesperes, lo que para ti parece imposible El puede resolverlo en un momento y si debes esperar es porque El todavía está trabajando, no te dejará sin respuesta, espera en Dios es la decisión más sabia y la única segura!
HOY ESPERO EN TI SEÑOR!