Los tiempos de la vida son como un abanico de colores, en el que cada uno juega un papel muy importante.
No todos los colores son claros, ni todos son oscuros, no todos proyectan luz, ni todos proyectan oscuridad, pero todos juntos armonizan, dan vida y forma a una imagen completa.
Nuestra vida también está llena de colores, unos momentos más grises y oscuros y otros más brillantes, llenos de color y claridad, colores que proyectan alegría.
Dios es quien va pintando cada etapa de nuestra vida.
Siempre hace las mezclas correctas, las combinaciones perfectas y todo en conjunto ayuda a bien a quienes aman al Señor.
Al final veremos el cuadro expuesto, pintado al completo, con todos los detalles terminados y su propósito cumplido en nuestra vida.
No hay por qué desanimarse por los tonos grises o los días oscuros, recuerda… solo son una parte de la historia.
Pidamos al Señor que aunque los días sean grises, siempre pinte nuestras vidas con colores llenos de esperanza!
“Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo a su propósito.” Romanos 8:28 RVC
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