Él cuenta cosas inusuales y no las desecha, las guarda.
El cuenta los cabellos de nuestra cabeza, uno a uno, los que cayeron ayer, los que caerán hoy y los que nacerán mañana.
Él cuenta nuestras lágrimas, las recoge y las guarda una a una en una frasco pequeñito y especial, en Su redoma.
El cuenta y ordena nuestros pasos y conoce cada uno de nuestros caminos.
El conoce cada uno de nuestros pensamientos y cada palabra antes que salga por nuestra boca.
Tenemos un Dios de detalles, que se fija en cosas inusuales, que valora cosas mínimas, para que podamos entender, cuán valiosos somos para Él.
Si nuestros cabellos están todos contados… ¿Cómo no va a llevar la cuenta de nuestras preocupaciones y cada una de nuestras luchas?
Si guarda nuestras lágrimas, las que hemos derramado en público y aquellas que solo han quedado sobre nuestra almohada… ¿Cómo no va a guardar nuestra vida, librarnos del mal y apartarnos de aquello que nos hará daño?
Si Él ha dado por nosotros a su único hijo… ¿Cómo no nos dará con Él juntamente todas las cosas?
No perdamos la esperanza, no desfallezcamos en el camino, no perdamos las fuerzas, no pensemos que todo está perdido.
Dios aún lleva la cuenta de nuestros cabellos.
Confía en Su amor, ¡Él sigue siendo Dios!
Pues aun vuestros cabellos están todos contados.
Mateo 10:30
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