"No sembrarás tu viña con semillas diversas, no sea que se pierda todo, tanto la semilla que sembraste como el fruto de la viña."
Deuteronomio 22:9
El principio de sembrar y cosechar está establecido en la palabra de Dios donde siempre van de la mano estas dos cosas, sembrar y cosechar, no se puede sólo sembrar sin pensar que nunca veremos el fruto y tampoco podemos querer solo fruto sin haber puesto el esfuerzo de la siembra.
Hoy hablaremos del primero de estos dos extremos en los que podemos caer.
PRIMERO: SOLO SIEMBRA… La palabra de Dios dice que "no sembremos en nuestra viña semillas diversas, no sea que se pierda todo, tanto la semillas que sembramos como en fruto de la viña", la palabra nos dice que no mezclemos semillas buenas y semillas malas porque al final perderemos todo, tanto lo malo como lo bueno. Debemos cuidar desde la siembra y velar por la buena semilla que sembramos.
En lo natural no podemos poner únicamente una semilla y dejarla que crezca sola y querer volver al cabo de unos meses o semanas y encontrarnos el fruto que esperamos, ya que puede pasarle muchas cosas. Traducido a nuestro lenguaje podría decirse que es COMENZAR UNA COSA O MUCHAS COSAS Y NUNCA TERMINARNALAS, NO DAR UN SEGUIMIENTO, este extremo no es bueno porque Dios nos lleva a que si sembramos, si nos comprometemos a algo debemos avanzar y llegar hasta terminar, esto puede aplicarse a muchísimas cosas, por ejemplo podemos predicar la palabra a toda persona que se acerque a nosotros, eso no es malo, pero también debemos de esforzarnos por hacer discípulos y dar un seguimiento. Otro ejemplo es enseñar a nuestros hijos o hermanos en la fe que lo que se comienza se debe cuidar y terminar, el mundo esta lleno de personas con muchas ilusiones y sueños, empiezan una cosa, siembran la semilla, pero pocos son los que llegan al final para ver el fruto de esa siembra que un día hicieron.
No podemos solo sembrar sin pensar que un día veremos esa cosecha, si sembramos una mala semilla, semillas de pecado sabemos que la palabra de Dios dice que la paga del pecado es muerte, así que esas semillas que hoy sembramos pecando y haciendo cosas en contra de la voluntad del Señor, tarde o temprano llegarán a nuestra vida convertidas en frutos de muerte, frutos de dolor, de tristeza, de sufrimiento, cuando podríamos haberlo evitado si hubiéramos tenido cuidado en nuestra siembra.
Podemos sembrar también semillas de amor, semillas de paz, semillas de justicia, quizás no veas el fruto inmediato, pero no te desesperes, ni pienses que todo está perdido si de momento no ves el fruto, porque la palabra de Dice que "no nos cansemos de hacer el bien (no nos cansemos de sembrar buenas semillas) porque a su tiempo segaremos, sino desmayamos" Gálatas 6:9. Tarde o temprano recogeremos la cosecha de las buenas semillas que sembramos un día.
Es muy importante que revisemos cada día y nos preguntemos, qué semillas estoy sembrando hoy? Qué semillas he sembrado hoy en mi matrimonio, en mi familia, en la iglesia, en mi trabajo, en mi casa, con mis amigos, qué semillas voy a sembrar hoy? Semillas que se pueden nombrar como paciencia, amor, una llamada, una visita a alguien que lo necesita, semillas de tiempo y de atención, semillas de verdad y no de mentira, semillas de bondad, de gentileza, semillas de amabilidad y de mansedumbre, semillas de bendición.
Revisemos nuestras semillas HOY y no estaremos preocupados de nuestras cosechas de MAÑANA...
ORACIÓN: Padre gracias por enseñarnos a través de cosas tan sencillas lo que tu quieres hacer en nosotros, tu nos has llamado a sembrar. Cada día, por más pequeña que sea la acción que hacemos se convierte en una semilla que dará tarde o temprano su fruto, ayúdanos a sembrar conforme a TU perfecta voluntad, ayúdanos a sembrar no con el interés de recibir, sino sembrar cosas buenas porque este es un principio infalible que tarde o temprano dará su fruto y nosotros mismos probaremos de él. Enséñanos a sembrar hoy bendición en nosotros y hacia los demás, que vivamos una vida sin pensar en que todo tiene una consecuencia, guíanos por caminos de justicia y de verdad. Amén!
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