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miércoles, 2 de mayo de 2018

MIRARTE SOLO A TI SEÑOR!!




"Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza,
Y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira."
Salmo 40:4



No podemos avanzar mas que unos cuantos pasos en linea recta si tenemos los ojos cerrados, ya que nuestras piernas no son exactamente iguales porque no tienen la misma longitud y necesitamos de nuestros ojos para ir viendo nuestro caminar. También tenemos dificultad para caminar con  los ojos cerrados porque  así es mucho mayor el esfuerzo que debemos hacer para mantener el equilibrio.  Nuestros ojos envían señales al cerebro para ir corrigiendo nuestro trayecto y envía a su vez instrucciones al sistema locomotor para corregir las variaciones de nuestros pasos al caminar. 


De forma natural nuestros juegan un papel muy importante para poder caminar correctamente y de forma espiritual también realizan una función muy importante para nuestro caminar en Cristo. La escritura del Salmo 40 dice que es bienaventurado o  tres veces dichoso el hombre que pone en El Señor su confianza y no pone sus ojos en los soberbios y en los que se desvían tras la mentira.  Lo que quiere decir que nuestros ojos pueden estar puestos en El Señor y ver las cosas con los ojos de la fe o pueden estar puestos en lo malo que hacen las personas, en la injusticia, puestos en la maldad de los hombres y en las artimañas que hacen para lograr las cosas.

¿Cómo queremos vivir? ¿De manera feliz y dichosa o de manera amargada y triste? ¿Donde están puestos tus ojos? En el diario vivir nos vamos a encontrar situaciones adversas, problemas, personas que no nos miran con ojos de amor, podemos encontrarnos con personas difíciles, injustas, que hacen maldad y que son soberbias y que hacen daño. La palabra de Dios nos lleva a tomar una decisión, poner nuestros en lo malo o poner nuestros ojos en El Señor.

Es difícil poner los ojos en El Señor cuando estamos rodeados de injusticias, de altivez, de soberbia y de maldad, pero si queremos ser bienaventurados o tres veces dichosos y felices debemos quitar nuestros ojos y dejar de ver siempre lo malo y poner nuestros ojos en El Señor. ¿Cómo podemos lograrlo? Depositando nuestra confianza ciegamente en EL Señor, poniendo nuestros ojos en Cristo, caminando cada día con nuestros ojos puestos en Él para que nuestros pasos no se pierdan, para no perder el equilibrio, para no contaminar nuestro corazón viendo solamente lo malo. 

Fija hoy tus ojos en Cristo, no desvíes tu mirada de El, Dios sabe lo que está haciendo en tu vida y Su tiempo es perfecto. No mires a nadie mas!


Señor pongo mis ojos en ti, no quiero ver la maldad, la injusticia y todas las cosas que me rodean que desalientan mi fe, que me roban las fuerzas y el gozo del corazón, no quiero ver nada ni a nadie más, pongo mi mirada en ti, en ti confía mi corazón Jesús! Amén!





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