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miércoles, 13 de febrero de 2019

DÍA SIETE: QUIERO SEGUIRTE EN CADA PASO


"Llamando, pues, Josué hijo de Nun a los sacerdotes, les dijo: Llevad el arca del pacto, y siete sacerdotes lleven bocinas de cuerno de carnero delante del arca de Jehová.
Y dijo al pueblo: Pasad, y rodead la ciudad; y los que están armados pasarán delante del arca de Jehová.
Y así que Josué hubo hablado al pueblo, los siete sacerdotes, llevando las siete bocinas de cuerno de carnero, pasaron delante del arca de Jehová, y tocaron las bocinas; y el arca del pacto de Jehová los seguía.
Y los hombres armados iban delante de los sacerdotes que tocaban las bocinas, y la retaguardia iba tras el arca, mientras las bocinas sonaban continuamente."
Josué 6:6-9

Someter nuestra voluntad parece algo fácil, pero cuando ésta es probada, podemos ver que es lo más difícil de hacer, si deseamos cumplir a cabalidad aquello que nos han pedido hacer.

Este era el caso del pueblo de Israel ante el mandato que Josué recibió del Señor para poder entrar a la ciudad de Jericó.  Dice la escritura que Josué habló al pueblo, hombres de guerra que iban armados y siete sacerdotes que debían llevar siete bocinas de cuerno de carnero, los hombres armados iban delante de los sacerdotes y el arca del pacto los seguía. 

En ningún lugar de la escritura dice que estos hombres, varones de guerra, varones en autoridad y sacerdotes dijeran algo para objetar lo que Josué les estaba mandando a hacer.  No hubo una crítica al plan, no salieron palabras de queja, de rechazo o de objeción alguna a aquello que Josué les dijo que Dios quería que hicieran. Tampoco presentaron argumentos válidos para no obedecer, ni murmuraron entre ellos con doble ánimo haciendo una cosa y pensando otra, caminaron todo el tiempo en integridad. 

Así que sin chistar palabra, se dieron a la tarea de seguir las instrucciones que recibieron, una total obediencia al mandato de Dios. 

¿Cómo está tu nivel de obediencia a las instrucciones de Dios en tu vida? Estos hombres de guerra y sacerdotes también nos dan una gran lección de vida, porque vemos la sujeción, la humildad, la obediencia y El Señor bendijo esa actitud, respaldó cada uno de sus movimientos y por más ilógicos o extraños que parecieran, ellos sencillamente tomaron cada uno el lugar que les correspondía, hacían lo que les tocaba a hacer y el resto se lo dejaron a Dios que era en quien confiaba su corazón.

Hoy El Señor vuelve a recordarnos esta historia para que podamos quitar de nosotros tanta queja, crítica, pensamientos, argumentos, razones y palabras que ponemos en nuestra boca, en nuestra mente y en nuestro corazón hacía lo que El Señor demanda de nosotros.  

Dejemos hoy que El Espíritu Santo hable a nuestro interior y nos muestre el camino, quizás no sea aquello que esperamos, pero si es seguro que El Señor respaldará y bendecirá un corazón obediente y fiel, que quiere hacer la voluntad de Dios sobre todas las cosas. 

Señor Jesús enséñanos a ser obedientes a ti, sin rechistar, sin preguntar, sin quejarnos, sin murmuración, sin doblez de ánimo,  que en nosotros siempre haya transparencia para hacer las cosas que tu quieres que hagamos y que nunca obedezcamos en nuestros actos y desobedezcamos con nuestro corazón. Te pedimos que nos des un corazón humilde para aceptar Tu voluntad por sobre todas las cosas y un corazón sencillo para seguir el camino por donde tu quieras llevarnos. Señor yo quiero seguirte en cada paso. Amén!

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