"he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Se vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. "
Filipenses 4:11-13
No importa la situación que se viva. la palabra de Dios es clara, en el libro de Filipenses dice que debemos contentarnos cualquiera que sea nuestra situación. Contentarse es aceptar de buen agrado las cosas, especialmente cuando la situación no es perfecta o no satisface completamente nuestra necesidad o nuestras expectativas.
La escritura dice aprender a contentarse, o sea que no es algo que mágicamente llega a nuestro corazón, es aprender es un proceso para aceptar las situaciones como se presentan, a no rebelarnos, a no renegar o quejarse, el contentamiento es un fruto de un corazón agradecido que ama al Señor y que teniendo mucho o poco no pierde el gozo de Dios.
Debemos aprender a contentarnos cuando tenemos abundancia o cuando tengamos escasez, en estos tiempos en los que el consumismo levanta una bandera delante de nuestros ojos, la publicidad y los medios de comunicación nos hablan de comprar, mejorar, regalar y recibir, debemos aprender a contentarnos si nuestra situación es favorable y si no lo es también. Debemos aprender a tener alegría no por las cosas materiales que podemos tener o que podemos darles a otros, sino por el gozo que Dios ha puesto en nuestros corazones al tenerle a El en nuestras vidas, nuestro mayor tesoro.
No sigamos la corriente de este mundo, entrando en el río de las compras innecesarias, en las deudas, en querer agradar a toda costa sin pensar en lo que después debemos pagar. Al Señor le agrada un corazón que sabe contentarse cualquiera que sea su situación, disfrutemos gocemos de los que Dios nos da, sin sufrir y anhelar lo que otros tienen y siempre siendo agradecidos por lo que Dios nos ha dado porque El nunca se equivoca.
Gracias Señor porque en todo tiempo tu estás con nosotros, gracias porque sabemos que tu nos das la medida justa y lo que tenemos de tu mano lo hemos recibido, gracias porque tu abres nuestros ojos y nuestro entendimiento para no entrar en lo que el mundo nos ofrece y para que seamos sabios en nuestra manera de ser y actuar en todo tiempo. Que siempre Señor tu nos enseñes a contentarnos cualquiera que sea nuestra situación, sabiendo que si tu estás con nosotros no nos hace falta nada! Amén!
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