"Desde la puerta de los Caballos restauraron los sacerdotes,
cada uno enfrente de su casa."
Nehemías 3:28
La siguiente puerta para restaurar fue la puerta de los caballos. Los caballos eran elementos muy importantes para un pueblo que está en guerra continua, generalmente los ejércitos que tenían caballos eran más fuertes y potentes que los que solamente iban andando. Durante ese tiempo los caballos no se utilizaban como instrumentos de carga, sino más bien como instrumentos para la guerra, por la puerta de los caballos entraban los jinetes que habían ganado una batalla ya que esta puerta estaba enfrente del palacio del Rey.
Los caballos en la palabra de Dios representan la fuerza y batalla, en varios pasajes de la biblia vemos que se menciona el caballo para la batalla y usar su fuerza para derrotar a los enemigos. Era necesario reedificar esta puerta porque a través de ella el pueblo necesitaba recordar la fortaleza que un día habían tenido, las batallas que habían ganado y recuperar las fuerzas para continuar la guerra. Edificar la puerta de los caballos era un acto de fe, pensando que un día volverían a entrar por esa puerta jinetes victoriosos de haber ganado más batallas.
La puerta de los caballos en nosotros también debe ser restaurada, esta puerta en nosotros simboliza la fortaleza, la fuerza de Dios en nosotros, el valor para enfrentar la batalla de cada día, cuántas veces hemos salido vencedores ante tremendas pruebas y dificultades, donde solamente la fortaleza de Dios ha podido sostenernos y sacarnos victoriosos. Dónde está tu fortaleza? De dónde vienen tus fuerzas? A veces ante tantas adversidades sentimos que las fuerzas no nos dan más y que no podremos seguir adelante, pensamos para que restaurar la puerta de los caballos cuando ya tenemos la batalla perdida?
Pero hoy El Señor nos llama a restaurar en nuestro corazón la fortaleza, esa fuerza que solamente viene de Dios, esa fuerza que dice a nuestro corazón: Todo lo puedes en Cristo que te fortalece. Todo se refiere a todo, no excluye nada, El Señor nos da la capacidad para poder hacer y alcanzar cosas que nunca pensamos lograr, pero solamente a través de su fuerza.
De dónde vienen las fuerzas, la escritura dice que El gozo del Señor es nuestra fuerza. Cuando estamos pasando pruebas y vemos nuestra vida derribada como la ciudad de Jerusalen, la alegría se va de nuestro corazón y de nuestros rostros la sonrisa, pero si pedimos al Señor que restaure esa fortaleza en nosotros Dios derrama su gozo en nuestro corazón aún a pesar de que nada cambie porque el gozo verdadero no depende del exterior, el gozo verdadero, el que da fuerzas es el que brota desde el interior, desde un corazón que se fortalece en El Señor y que sabe que El nunca falla.
Señor restaura en nosotros tu fortaleza, derrama gozo en nuestros corazones, porque la tristeza, el desanimo y la desesperanza nos debilitan, pero tu gozo nos hace fuertes, recuerda a nuestra alma que todo lo podemos en ti, porque tu nos fortaleces, restaura la puerta de los caballos en nosotros, para creer que seguiremos ganando batallas, venciendo al enemigo y que un día ganaremos la guerra porque tu eres el vencedor. Nosotros ponemos nuestras fuerzas en ti y en ti Señor todo lo podemos hacer! Amén!