viernes, 8 de diciembre de 2017

NO CONTRISTES AL ESPIRITU SANTO AL ENOJARTE




Hoy damos por terminado una serie de devocionales acerca de tomar control y tener autogobierno en el tema del Enojo, hay tantos consejos, proverbios, escrituras que nos han abierto una nueva visión acerca de este sentimiento, ya que no podemos pasarlo inadvertido en nuestra vida y restarle importancia, porque puede ser sumamente destructivo no solamente para nosotros sino también para los que están alrededor nuestro.

Terminamos hablando que el enojo, además provocar todas las cosas que hemos mencionado en devocionales anteriores, también CONTRISTA AL ESPÍRITU SANTO.

El libro de Efesios nos dice claramente esto "Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.” Efesios 4:30 y 31. Como cristianos anhelamos hacer la voluntad de Dios, buscamos la santidad, nos esforzamos para no pecar en pecados graves, pero el enojo es un pecado que entristece al Señor y contrista al Espíritu Santo.

Cuando nos enojamos perdemos el gozo que es un fruto del Espíritu y por lo tanto aunque no hagamos cosas malas en extremo, si constantemente por el enojo perdemos la paz con las personas, con nuestros hijos, con nuestros compañeros de trabajo, con nuestro esposo o esposa, vivimos enfadados e incómodos por lo que nos pasa, el Espíritu Santo que mora en nosotros se apaga y tendremos una vida triste y desanimada, contrario a lo que Dios quiere que vivamos. El enojo contrista al Espíritu Santo, se apaga nuestra alegría, damos un mal testimonio y ejemplo a los que nos rodean.

Recuerda siempre esta frase tan sencilla:

“La paciencia en un momento de enojo evitará cien días de dolor.”

 Gracias Señor por enseñarnos a ser cada día más como tu, ayúdanos a recordar cada palabra tuya y a controlar por medio de tu Espíritu Santo el enojo en nosotros, que nunca tome el control de nuestro corazón y de nuestras acciones, echamos fuera el enojo de nosotros, la amargura, la irá y toda maldad, en el nombre de Jesús, Amén!