Jesús sabía que a través de la dulce promesa de enviar al Espíritu Santo recibiríamos poder y Su preciosa presencia estaría siempre con nosotros.
Todos estaban reunidos, Jesús se había marchado y todos esperaban esa dulce promesa.
Y así fue, el día de Pentecostés de repente llegó del cielo, un viento recio llenó toda casa, lenguas de fuego aparecieron repartidas sobre cada uno, hablaron nuevas lenguas y todos fueron llenos del Espíritu Santo, la promesa se había cumplido.
El Espíritu Santo es la ternura y dulzura de Dios Padre y Dios hijo, la expresión de Su amor, de Su consuelo, Su protección, Su revelación y Su gracia.
El Espíritu Santo nuestro consolador, nuestro consejero, siempre a nuestro lado, susurrando a nuestro oído palabras de verdad, palabras sabias, palabras de amor.
Hemos recibido Su poder, Él ha venido sobre nuestras vidas y aquí está mientras vamos y venimos, dormimos o despertamos, mientras caminamos y conversamos, Su dulce presencia no se aparta de nosotros.
¡Qué sería de nosotros sin ti amado Espíritu Santo!
¡Gracias Señor por esa dulce promesa cumplida, te amamos dulce Espíritu Santo!
“pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” Hechos 1:8
®Sully López de Barra
#reflexiones #reflexionescristianas #espiritusanto #pentecostes2022 #promesas #PromesasCumplidas