jueves, 23 de junio de 2022

Nada por mi propia cuenta…


Vivimos en una sociedad que actúa muchas veces por impulso.
Frases como “vivir el momento” o “disfrutar aquí y ahora”, llenan los corazones de espontaneidad.
Vivir de forma reactiva ante las circunstancias, nos puede llevar a tomar decisiones equivocadas.
En el diario vivir, entre tanta rutina, vamos decidiendo y haciendo cosas, pensando que todo lo que hacemos es correcto y que todo lo que decidimos está bien.
Cuando Jesús estuvo aquí en la tierra, todo lo que hizo fue impactante en ese tiempo y sigue impactando los corazones de los hombres.
Pero la clave de Jesús, es que él no actuaba por sí solo, Jesús no hacía nada por su propia cuenta, Jesús dependía cien por ciento del Padre.
El Padre moraba en Él, cada palabra, cada acción, cada milagro, cada cosa que Jesús hacía, lo hacía con El Padre que moraba en Él, Él hacía las obras.
Si Jesús siendo hombre y siendo Dios, necesitaba del Padre y no hacía nada por su propia cuenta, cuánto más nosotros necesitamos del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, en cada día de nuestra vida.
Cada paso que damos, cada decisión que tomamos, no nos apoyemos en nuestra propia prudencia, busquemos a Dios en oración, leamos Su palabra, pidamos la guianza del Espíritu Santo, necesitamos su ayuda en todo momento y en todo lugar.
Padre, dirige mis pasos, guía mis acciones, ayúdame a ser como Jesús y no hacer nada por mi propia cuenta.

¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Juan 14:10
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