“No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho.” Filipenses 4:6
Dicen estudios científicos que los niños que hablan solos son más inteligentes, y quizás en los adultos podría ser algo parecido. Muchas veces nos encontramos hablando solos, realizando un monólogo interno, donde nosotros mismos hablamos y respondemos, quizás sirva para organizar nuestras ideas, pero también avanzamos poca cosa. Realmente lo que es mejor es hablar con alguien que nos escuche, pero es que siempre todos están tan ocupados!!!
Hay buenas noticias, hay alguien que siempre está dispuesto a escucharnos, alguien que no se aparta nunca de nuestro lado, con quien podemos hablar y desahogar nuestro corazón, compartirle nuestra ideas, nuestros sueños, aún las cosas que creemos que otros no entenderían, el es Jesús, habla con Él. Háblale de tus miedos, de tu familia, de actitudes en las personas que quisieras fueran diferentes, habla con Él de todo lo que necesitas y de todo lo quisieras, habla con Él y no olvides darle las gracias porque El siempre ha hecho maravillas en ti y para ti.
Hablar con Dios es un regalo, saber que algunos nos escuchan, pero tienen poco tiempo, sin embargo Dios siempre tiene tiempo para estar con nosotros. Todos queremos ser escuchados y que nadie esté viendo el reloj, revisando si hay mensajes en el teléfono móvil o esperando su turno para hablar también. El que habla con Dios no se arrepiente, porque siempre tenemos toda su atención, sus oídos están dispuestos a escucharnos y lo más maravilloso es que no solo escucha, sino que tiene el poder para intervenir, solucionar, aliviar y quitar cualquier pena, angustia, preocupación o problema que podamos traerle, aún los sin solución, El es experto en darles la salida.
No desperdicies el privilegio tan grande que tenemos los hijos de Dios, llegar ante un padre amoroso, un amigo incondicional, un consejero inigualable, un compañero en todo tiempo y en todo lugar, un corazón lleno de amor y lleno de comprensión, nadie puede entendernos como Dios.
No esperes más, HABLA CON ÉL!