"Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío."
Salmos 19:14
Nuestra boca es un arma muy poderosa que Dios nos dio individualmente, cada uno de nosotros tenemos una forma de comunicarnos, una forma diferente de hablar, un ejemplo claro es que nuestro tono de voz se puede parecer al de otros pero nunca será el mismo, al abrir nuestra boca no solo el tono de voz nos hace diferentes sino las palabras que salen de nuestra boca, cada uno tenemos un acento distinto, una forma de hablar diferente, lo que expresamos con palabras las decimos de manera distinta, cada país y cada cultura nos lleva a hablar de manera diferente y en el ámbito espiritual también debemos vivir esa individualidad que Dios nos ha dado porque lo que nosotros hablamos y a quienes nosotros hablamos dejará una huella de quiénes somos y marcará nuestras vidas y las vidas de otros.
La palabra de Dios dice que los dichos de mi boca sean gratos al Señor, esto implica que debo cuidar las palabras qué hablo y digo a mi mismo y a los demás, no puedo hablar palabras de maldición que mal-dicen a personas o situaciones, no puedo hablar palabras vanas, injustas, desagradables o que me agraden solo a mí y que desagraden o molesten a los que me rodean. Dios me ha dado una individualidad también en mi boca y esto implica que al hablar debo reflejar a Cristo en mi vida y no seguir dichos, palabras, frases y conversaciones que a Dios no le agradan solo por agradar a los hombres.
¿Cómo pueden ser gratos al Señor los dichos de mi boca? La única forma es entregando al Señor también esta área de mi vida y permitiendo que el Espíritu Santo tome el control de mis palabras y todas las cosas que digo. Debo cuidar lo que hablo, para ello debo cuidar lo que escucho y lo que pienso, ya que a través de nuestros labios expresamos lo que hay en nuestro corazón.
Durante esta semana estaremos hablando acerca de cuidar y guardar los dichos de nuestra boca, guardando la puerta de nuestros labios y velando por las palabras que hablamos.
Que siempre sean gratos al Señor los dichos de nuestra boca...
Padre bueno hoy venimos a ti buscando tu sabiduría y tu dirección para poder hablar, te pedimos que guardes la puerta de nuestros labios, que cada palabra que sale de nuestra boca sea grata delante de ti, que las expresiones que hablamos no sigan el patrón que agrada a los hombres o que está de moda hablar, sino que hablemos con tu palabra, que hablemos tu verdad, palabras justas, palabras de fe, que los dichos de nuestra boca te agraden y haya una sonrisa en tu rostro al escucharnos hablar porque hablamos siempre lo que es tu voluntad y guiados por tu Santo Espíritu. Amén!