"Uno solo puede ser vencido, pero dos presentan resistencia.
El cordón de tres hilos no se rompe fácilmente."
Eclesiastés 4:12
Según estudios realizados por una revista neoyorquina llamada Bussines Insider han determinado que España es uno de los países del mundo donde la tasa de rupturas matrimoniales es más alta a un 61%, se cree que Bélgica tiene la tasa más alta con un 70% de divorcios. En los países de américa por ejemplo Estados Unidos tiene una tasa del 53% y así podríamos ir enumerando una serie de cifras estadísticas que nos llevan a hacernos la pregunta, por qué no duran los matrimonios?? Por qué se disuelven las familia?
Hay muchos factores que podemos considerar pero uno de ellos es porque han dejado de hablar con Dios y han decidido hablar entre ellos mismos y esto ha cerrado la posibilidad que Dios sea ese cordón de tres dobles que no se rompe fácilmente como lo dice Eclesiastés 4:12, un cordón se rompe fácilmente, dos se resisten un poco más pero un cordón de tres NO se rompe tan fácilmente.
Y es allí donde está la raíz de muchos problemas matrimoniales, han dejado a Dios de lado y la comunicación con Dios es nula y por lo tanto la comunicación entre la pareja y los hijos se distorsiona a tal punto que se pierde completamente.
Orar es hablar con Dios, no es un acto religioso o repetir las mismas palabras cada día una y otra vez, cuando oramos abrimos nuestro corazón al Señor exponemos nuestro sentir, pensar, cada situación que presentamos a Dios abre la puerta para que Él sea parte de nosotros, como pareja y como familia. Hay un dicho muy conocido que dice que la familia que ora unida permanece unida, y es una gran verdad, ya que la unidad no nace solamente del amor entre los miembros de una familia, sino del amor de Dios establecido como centro de esa familia y que abraza y une la vida de los que al componen.
¿Cómo podemos tener más de Dios en nuestra familia a través de la oración?
Orar por la mañana: el día comienza y físicamente necesitamos alimentarnos para que nuestro cuerpo pueda ponerse en marcha para todas las actividades que debemos realizar durante el día, quizás un buen café y un completo desayuno para comenzar bien el día. De la misma forma que nuestro cuerpo necesita alimentarse, nuestro espíritu también necesita el alimento fresco que trae la presencia de Dios a nuestra vida, como familia debemos orar por la mañana, por medio de la oración ponemos la base y el fundamento para un nuevo día, presentar nuestras vidas al Señor, hablar con Él, poner en sus manos cada paso que damos, cada actividad, la vida de nuestro esposo o esposa, nuestros hijos, trabajos, problemas, necesidades.
Orar por la noche: cuando el día termina, necesitamos descansar, cae la tarde, el sol se oculta y va cesando todo tipo de actividad, hasta que llega el momento de renovar fuerzas para el día siguiente, nuestro cuerpo necesita reposar y dormir. La palabra de Dios nos habla que debemos orar también por la noche. Por la noche vienen a nuestra mente todos los recuerdos del día que hemos vivido y todos los pensamientos y planes que tenemos para el día que está por comenzar, es momento de hablar con Dios, expresarle cómo nos sentimos es importante orar por la noche también y descargar nuestros corazones con El Señor sabiendo que Él tiene cuidado de nosotros. Tanto nuestros hijos como nosotros con nuestro conyugue debemos buscar al Señor por noche.
Orar todo el tiempo: Como familia debemos orar en todo tiempo, en la mañana y en la noche, orar por la tarde y al medio día, pero también en tiempos de bendición y en tiempos de tribulación, tiempos de escases y tiempos de abundancia, tiempos de guerra y tiempos paz, orar en tiempos de reposo y en tiempos de angustia, cualquiera que sea el tiempo que estamos viviendo debemos orar. Como familias debemos orar en todo tiempo y veremos en todo tiempo la mano de Dios sobre nuestros hijos, sobre nuestra unión como parejas y sobre la vida de todos los que formamos una familia.
La oración para la familia debe ser algo así como el pan de cada día, que no falte en nuestra mesa porque es alimento para nuestra alma y para nutrir la unión que tenemos con los que amamos. Si anhelamos más de Dios en nuestra familia la oración es algo que no debe faltar nunca.
Señor que este año que termina pueda darte gracias por mi familia y el que inicia pueda hacer un compromiso contigo de orar cada día con ellos, no permitas que las prisas y el tiempo hagan que como familia dejemos de orar juntos y buscarte. Te pedimos también por el mes de abril de 2019 lo pongo en tus manos, que tu seas El Señor de este cuarto mes del año y cubras toda situación que se pueda presentar, guárdame y guarda mi familia en este mes y cada día de nuestras vidas, en el nombre de Jesús, amén!