"Anunciaré a mis hermanos tu nombre, en medio de la congregación te alabaré".
Hebreos 2:12
Alabar al Señor es una de las expresiones de amor más hermosas que podemos dar desde el fondo de nuestro corazón a un Dios que lo es todo para nosotros. Desde muy pequeña El Señor me hizo un llamado a cantar para El en la alabanza y durante diversas épocas de mi vida he alabado al Señor, en tiempos de bendición, prosperidad y alegría, en tiempos de tristeza, dolor, enfermedad, en tiempos adversos y complicados y la alabanza siempre ha sido un refugio para mi corazón un momento en mi vida donde no existe nada ni nadie, no importa la música, canción o instrumentos, no importa el lugar o la compañía, solamente existe El Señor y yo, Dios y mi corazón dando y recibiendo de un Padre amante y maravilloso.
En varias ocasiones he escuchado una triste afirmación "hoy no he sentido nada en la alabanza" o también "en esta iglesia no se siente nada en la alabanza". La palabra de Dios dice en el libro de Hebreos 2:12 "Anunciaré a mis hermanos tu nombre, en medio de la congregación te alabaré" también en el Salmo 150:6 dice "Todo lo que respire alabe al Señor, Aleluya" Entonces por qué no "sentimos" nada en la alabanza hoy o hace unas semanas o ya no "sentimos" la alabanza como antes???
Primero la alabanza no es un sentimiento, no se trata de sentir, la alabanza es una expresión de adoración de un corazón que ama a Dios en espíritu y verdad.
Segundo la alabanza es una expresión exterior de lo que hay en nuestro interior. La alabanza al Señor es espontánea y verdadera por una sola razón El es digno de nuestra alabanza!!!
Tercero la alabanza sencillamente no es para ti, es para El!
Además de esto si podemos decir que hay varios obstáculos que podemos tener al alabar al Señor y estos obstáculos no son necesariamente causantes externos como el lugar, los músicos y alabantes o las canciones que entonamos.
Hoy quiero hablarte de 3 cosas que son claves para poder saber si esos obstáculos están influyendo en nosotros y no permiten que vivamos la presencia de Dios en nuestra vida a través de la alabanza.
1. El Pecado: La palabra dice en Isaías 59:2 "pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios y vuestros pecados ha hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír"
Una de las principales causas por las que muchas veces no alabamos al Señor con libertad puede ser si hay pecado en nuestro corazón, la palabra dice claramente que esto causa DIVISIÓN entre un Dios santo y nosotros, es el pecado quien hace que el rostro de Dios se esconda y no podamos escuchar su voz y por lo tanto la alabanza tampoco fluye.
2. Rebelión en el corazón: El libro de 1 Samuel 15:23 dice "porque como pecado de adivinación es la rebelión y como ídolos la obstinación"
En el corazón del hombre se guardan muchas cosas y solamente Dios conoce a fondo lo que hay dentro de nuestros corazones; la rebelión puede ser contra alguna autoridad, pero sobre todo puede ser contra El Señor, el estar en desacuerdo con Su voluntad perfecta para nuestra vida y muchas veces amamos al Señor y tratamos de vivir una vida agradable a El, pero en el fondo de nuestro corazón puede haber rebelión y no estar de acuerdo con lo que Dios hace con nosotros o sus planes, dando como resultado un corazón indolente e indiferente en medio de la alabanza y la adoración.
3. Mundanalidad 1 Juan 2:15 dice " No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo."
Esta escritura habla por si misma, a veces queremos experimentar unción en medio de la alabanza y la adoración en nuestras congregaciones pero tenemos EXCESO de mundo en nuestro corazones, el mundo nos ofrece mucho, nuestros ojos van detrás de cosas que son vanas y no son gratas delante del Señor. ¿Qué vemos, qué escuchamos, qué hablamos, con quién estamos durante todos nuestros días?? No podemos esperar tener un tiempo de alabanza poderoso y un tiempo de adoración muy bendecido, si el mundo ha formado parte al completo en nuestro diario vivir.
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