“ ¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios;
porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.”
Salmos 42:5
En el libro de los Salmos aparece este versículo tres veces de la misma manera escrito, el Rey David hablando con su alma y diciéndole por qué te abates, por qué te turbas dentro de mi, espera en Dios… El Rey David animaba su alma, hablándose a sí mismo, de alguna manera queriéndole recordar lo que significa esperar en Dios. Un alma abatida es un alma derrumbada, que ha perdido el ánimo y las fuerzas, cuando nuestra alma está turbada, está alterada, confundida, sin paz y conmovida.
Debemos recordar que en el alma están nuestras emociones, sentimientos, mente y voluntad, si nuestra alma se abate o se turba nuestro corazón estará triste, desolado, sin ánimo y sin esperanza.
Hay momentos, días, incluso tiempos en los que podemos sentir nuestra alma abatida y turbada, de un momento a otro se levantan grandes tormentas sobre nuestra vida y todo el curso de nuestra tranquilidad se altera pero hay una solución… ESPERAR EN DIOS… en ese Dios que día a dia nos ha sostenido, que no nos ha dejado caer, que no nos ha olvidado para siempre, ese gran Dios en el que confiamos un día y nos sacó de nuestras angustias, ese mismo Dios sigue a nuestro lado y aunque nuestra alma por un momento se turbe o se abata podemos devolverle la paz y esperar en que una vez más Dios extenderá su mano, nos consolará, arreglará todas las cosas y nos llevará a un lugar espacioso donde podremos sentirnos seguros otra vez.
No te preocupes hoy, no se abata o se turbe tu alma, espera en Dios, Su mano no se ha acortado para bendecirnos y nunca es indiferente a nuestro clamor. Señor hoy esperamos en ti!!
Dios mío toma hoy el control de mi alma, no permitas que la falta de fe me haga sentir inseguro, triste o desolado, quiero confiar en ti, porque tu nunca me has dejado y nunca has permitido que nada me haga daño, las pruebas que has permitido han obrado para bien en mi vida y aunque las cosas pueden cambiar, tornarse grises y oscuras, hoy decido confiar en ti, te alabo y te doy gracias porque en esta situación tu también me ayudarás, tu eres el Dios que me salva de todas mis angustias, mi alma confía en ti. Espero en ti Señor. Alma mía no te abatas ni te turbes, espera en Dios, Señor en tí descansa mi alma. Amen!
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