viernes, 16 de enero de 2015

INDIVIDUALIDAD EN NUESTRA BOCA



VIVIENDO POR PRINCIPIOS
APLICANDO EL PRINCIPIO DE INDIVIDUALIDAD  EN NUESTRA BOCA
Hoy vamos a continuar hablando acerca de vivir una vida basada en principios bíblicos, los principios bíblicos como recordamos, son aplicables a cualquier situación y en cualquier cosa que hacemos, hoy recordaremos el principio de INDIVIDUALIDAD y lo aplicaremos a nuestra boca que implica nuestras palabras, lo que hablamos, qué decimos, cómo lo decimos y a quién lo decimos.
El principio de Individualidad se aplica a nuestra vida en todas las áreas Dios nos creo seres individuales, somos parte de su creación, somos sus hijos si le hemos reconocido como nuestro Señor y Salvador, ahora depende de nosotros caminar en esa preciosa y valiosa individualidad que Dios nos ha dado, la individualidad como sabemos no es individualismo, viéndonos solo a nosotros mismos y tampoco es colectivismo que quita nuestra mirada de nosotros y solo se basa en el qué dirán, vivir la individualidad que Dios nos dio es valorar nuestras características especiales, respetando a de los que nos rodean.
Nuestra boca es un arma muy poderosa que Dios nos dio individualmente a cada uno, cada uno de nosotros tenemos una forma de comunicarnos, una forma diferente de hablar, un ejemplo claro es que nuestro tono de voz se puede parecer al de otros pero nunca será el mismo, al abrir nuestra boca no solo el tono de voz nos hace diferentes sino las palabras que salen de nuestra boca, cada uno tenemos un acento distinto, una forma de hablar diferente, lo que expresamos con palabras las decimos de manera distinta, cada país y cada cultura nos lleva a hablar de manera diferente y en el ámbito espiritual también debemos vivir esa individualidad que Dios nos ha dado porque lo que nosotros hablamos y a quienes nosotros hablamos dejará una huella de quienes somos y marcará nuestras vidas y las vidas de otros.
Aplicar el principio de individualidad a mi boca implica que debo cuidar las palabras qué hablo y digo a mi mismo y a los demás, no puedo hablar palabras de maldición que mal-dicen a personas o situaciones, no puedo hablar palabras vanas, injustas, desagradables o que me agraden solo a mí y no a los demás, la individualidad de mi boca implica que al hablar debo reflejar a Cristo en mi vida y no seguir dichos, palabras, frases y conversaciones que a Dios no le agradan solo por agradar a los hombres.
La palabra de Dios nos habla varias veces de guardar nuestra boca hoy hablaremos de 3 cosas por las que es importante cuidar la individualidad de nuestra boca:
1.     NUESTRA BOCA NOS PUEDE HACER PECAR:  Eclesiastés 5:6:” No dejes que tu BOCA te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos?” La palabra de Dios es clara, podemos hacer mucho, pero recordemos que un poco de levadura leuda toda la masa, a veces hacemos cosas pero al abrir nuestra boca, decir una palabra fuera de lugar, un comentario inoportuno podemos destruir muchas cosas, debo cuidar mi boca, hablo según lo que yo decido, yo debo controlar mis palabras, mis comentarios, evitando ofender, agredir, criticar, quejarse, pecar con mi boca.
2.     NUESTRA BOCA DEBE HABLAR LO QUE AGRADA Proverbios 10:32: “Los labios del justo saben hablar lo que agrada; Mas la boca de los impíos habla perversidades” Aplicar el principio de individualidad en mi boca es hacer lo que dice este versículo, hablar lo que agrada, no hablar perversidad aunque nuestro entorno diga cosas diferentes, por ejemplo podemos aconsejar a nuestros hijos a hablar siempre cosas que agradan, los jóvenes cuando están solos entre ellos pueden decir palabras ofensivas, vanas, malas palabras que no le agradarían a cualquiera escuchar, pero mi individualidad me dice que aunque los demás dicen esas palabras yo no las voy a decir porque deben de salir de mi boca palabras que agradan y no perversidades. Entre adultos se pone de moda la queja, la critica, hablar de un mismo tema como la crisis, cada uno cuenta lo malo y lo peor que le pasa, el principio de individualidad me dice que aunque los demás hablen negatividad, yo tengo a Jesús y tengo buenas noticias que contar porque El es nuestro proveedor, El es quien nos llena, quien nos da lo que necesitamos.  La individualidad me da la libertad de expresar a Cristo en mi y no seguir los comentarios de las demás.
3.     NUESTRA BOCA DEBE SER PRUDENTE:  Proverbios 15:28: “El corazón del justo piensa para responder; Mas la BOCA de los impíos derrama malas cosas” también Proverbios 16:23: “El corazón del sabio hace prudente su BOCA, Y añade gracia a sus labios.” Hay una frase que dice que “Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar” El Señor nos dice que debemos ser prudentes con nuestra boca, prudencia significa hablar con cautela, con sensatez, con previsión sin apresurarnos, aunque en nuestro interior queremos expresar muchas cosas, no debo dejarme llevar por mis emociones o sentimientos sino tendré prudencia para hablar y para expresarme. Aplicar a nuestra individualidad la prudencia permitirá que aunque otros discutan nosotros callemos o hablemos en el momento apropiado, me llevará a pensar que debo hablar con prudencia aunque yo tenga la razón para no hacer daño a otros, aplicar la prudencia a mi individualidad me permitirá reflejar a Cristo en mi en todo lugar que esté y con toda persona que yo trate.
Dios desea que tengamos la conciencia de nuestra individualidad al hablar, al expresarnos, al abrir nuestra boca como dice la escritura “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.” Que mi manera de hablar sea un sello especial que deje huella en las personas que están a mi alrededor siempre edificante, agradable y sin corromperse.

“Las palabras pueden envenenar, las palabras pueden sanar. Las palabras comienzan y libran guerras, pero también las palabras establecen la paz. Y las palabras pueden hacer caer a los hombres a las profundidades del mal y también las palabras  pueden llevar  a los hombres a las cumbres del bien”.