miércoles, 13 de septiembre de 2017

DÉJALO EN SUS MANOS


Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.

Lucas 23:46


Hace algunos años cantábamos mucho en nuestras congregaciones una alabanza que decía "entre tus manos, esta mi vida Señor, entre tus manos, pongo mi existir, hay que morir para vivir, entre tus manos, confío mi ser", quizás algunos recordemos esta canción, el mensaje es claro, en las manos del Señor entregamos nuestra vida, nuestra existencia y en Sus manos confiamos nuestro ser.

Esta misma oración la hizo Jesús cuando estaba en la cruz y todo el mundo le había dado la espalda, Jesús nos dio el mayor ejemplo de confianza en el Padre diciéndole "Padre en tus manos encomiendo mi espíritu", Jesús en esos momentos era hombre y también era Dios, pero tomó la decisión de confiar en Su padre y abandonarse en Sus manos, descansar en el mejor lugar de donde nada ni nadie le podían separar.

Muchas veces cuando oramos decimos de forma rápida "Señor te pongo mi vida en tus manos o En tus manos pongo este o aquel problema, otras veces decimos en tus manos pongo la vida de mi esposo, de mis hijos, de mi familia o quizás una situación, una enfermedad, una preocupación". El problema es que poner las cosas en las manos de Dios no es solamente una frase, es una actitud del corazón que va mas allá de sólo palabras o un deseo, es un acto de fe, de entrega y de morir a nuestra voluntad, a nuestras decisiones y a nuestras acciones para esperar en Dios.

No podemos dejar las cosas en manos de Dios por unos minutos mientras oramos y al levantarnos de allí salir con la carga otra vez sobre nuestros hombros, no podemos dejar las situaciones en manos de Dios y querer también ayudarle y hacer cosas por nuestra cuenta para solucionar las cosas.  No podemos dejar nuestra vida en sus manos y querer seguir haciendo nuestra voluntad. 

Dejar las cosas en las manos de Dios nos pone en el lugar de fe que Dios quiere que tengamos, nos abre la puerta a la esperanza de confiar que Dios hará como el quiere en aquello que en Sus preciosas manos hemos puesto.

Jesús dijo "en tus manos encomiendo mi espíritu" Jesús sabía que solamente en esas manos podía descansar y esperar el día de su resurrección, Jesús sabía que en las manos del Padre hay amor, hay poder, hay salvación, hay victoria y hay esperanza.  Por esa razón nos dio el mayor ejemplo de entrega, poniendo su propio espíritu en manos del Padre.

Tienes cosas que se salen de control y no puedes hacer nada por solucionarlo? Te faltan las fuerzas para continuar y avanzar en determinadas pruebas o situaciones que estás enfrentando? Deja todo en las manos del Señor, en Sus manos no hay olvido, no hay indiferencia, no hay temor, ni hay dudas, en Sus manos hay paz, hay fortaleza y hay victoria.


Señor hoy pongo mi  vida en tus manos y cada cosa que acongoja mi corazón, lo pongo en tus preciosas manos, porque tu sabes cómo harás mejor las cosas, no quiero volver a tomar mi carga, no quiero arrebatarte las cosas de tus manos una vez que te las he entregado, ayúdame a crecer en fe, para esperar en ti, en tu salvación, en tus manos Señor estoy seguro, estoy en el mejor lugar.