viernes, 13 de marzo de 2015

SEMBRAR Y COSECHAR: CUIDANDO LA SIEMBRA Y LA COSECHA



VIVIENDO POR PRINCIPIOS
APLICANDO EL PRINCIPIO DE SEMBRAR Y COSECHAR: CUIDANDO LA COSECHA
Hoy hablaremos acerca del principio de Sembrar y Cosechar, recordemos que la palabra de Dios en diferentes momentos habla de la siembra y la cosecha, el pueblo de Israel era un pueblo altamente agricultor y dependían grandemente de las cosechas para poder vivir ellos y sus familias. Es por ello que en la biblia aparece la importancia tanto de cuidar la siembra, dónde se sembraba, qué semilla se sembraba, todo el proceso del crecimiento, así como valorar la cosecha que con tanto esfuerzo y trabajo se había logrado.
Hoy en día no dependemos al cien por cien de la agricultura, ni tenemos un huerto en casa, debido a que todo se ha facilitado y encontramos lo que deseamos al alcance de nuestra mano en las tiendas o supermercados de alimentos. Pero en términos espirituales, el cuidar tanto de la siembra como de la cosecha, sigue aplicándose en todas las áreas de nuestra vida y hoy vamos a aplicar este principio reflexionando acerca del  CUIDADO que debemos tener tanto al sembrar, como el cuidar lo que cosechamos.
La biblia habla claramente de lo importante que es cuidar de una siembra y una cosecha, en el libro de Isaías 5:1 y 2 dice “Tenía mi amado una viña en una ladera fértil. La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar…” como podemos ver no era solo cuestión de sembrar la semilla sino edificar alrededor de ella una protección para que pudiera crecer firme, fértil y diera frutos.
Cuando hablamos de sembrar y cosechar sabemos que la semilla que se siembra debe plantarse, cuidarse, darle un seguimiento y ver su evolución, posteriormente podar la planta, quitar todas las malas hiervas que pueden crecer alrededor de ella y finalmente ver el fruto que poco a poco estará listo para cortarse y recibir la cosecha. Así mismo en nuestra vida si comenzamos un proyecto, un trabajo, tenemos hijos, familia, un ministerio, etc. Debemos cuidar las semillas de amor, atención, esfuerzo, etc. Que sembramos día a día, luego debemos dar un seguimiento continuo y constante a todo aquello que tenemos a nuestro cargo y que va creciendo, en el camino tendremos obstáculos y tropiezos pero poco a poco veremos el fruto y recibiremos la cosecha que será la bendición de nuestra familia, nuestros hijos en los caminos del Señor, un trabajo bendecido, un ministerio que avanza y prospera etc.
En la palabra de Dios hay consejos sabios y muy claros para saber cómo tener este cuidado:
1. CUIDAR DE LA PEREZA: Proverbios 24:30 y 31 dice “Pasé junto al campo del hombre perezoso, Y junto a la viña del hombre falto de entendimiento;  Y he aquí que por toda ella habían crecido los espinos, Ortigas habían ya cubierto su faz, Y su cerca de piedra estaba ya destruida.”  Si hemos sembrado algo debemos cuidarnos de ser perezosos podemos comenzar todo con mucha ilusión pero luego no somos sabios o somos faltos de entendimiento y permitimos que los espinos, ortigas y maleza crezcan sobre lo que hemos comenzado, la pereza en nosotros puede hacer que perdamos las ganas de esforzarnos en nuestros trabajos, familia, ministerio, debemos cuidar que la pereza no ahogue nuestros sueños y proyectos, las semillas que vamos sembrando día adía, pensando como este hombre perezoso algún día lo voy a hacer y nunca lo termina.
2. CUIDAR LAS ZORRAS PEQUEÑAS   “Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas que echan a perder las viñas; porque nuestras viñas están en cierne”. (Cantares 2:15) Esta es otra forma de cuidar aquello que hemos sembrado, el ejemplo de las zorras es muy interesante porque las zorras son animales muy pequeños, muy astutos y escurridizos, pesan poco y pueden subir hasta lo mas alto de la viña y una viña en cierne es una viña que esta floreciendo, si la zorra logra quebrar esa rama con flores, automáticamente se pierden los frutos que serían uvas pero no llegan a formarse. Las zorras pequeñas en nuestra siembras son esos pequeños detalles a los que restamos importancia, esas cosas que pensamos que no importan, que son insignificantes pero si las dejamos actuar pueden destruir una gran cosecha por ejemplo una discusión sin resolver y pedir perdón, un  mala contestación, un impuntualidad, una palabra fuera del lugar, son zorras pequeñas que van poco a poco destruyendo nuestro trabajo, relaciones y echan a perder una cosecha.
 3. CUIDAR Y DEFENDER LO QUE ES NUESTRO:  2 Samuel 23:11-12 dice “… Los filisteos se reunieron en Lehi, donde había un gran sembradío de lentejas, y el ejército israelita huyo por temor a los filisteos. Pero Sama se paro en medio de ese terreno y lo defendió; derroto al los filisteos, y el Señor les dio una gran victoria”.Este es un versículo precioso de la palabra de Dios que nos habla de la importancia de valorar lo que Dios nos da, por muy pequeño que sea o muy grande,  si Dios nos lo ha dado debemos cuidarlo y valorarlo, defenderlo y protegerlo, la palabra habla de un sembradío de lenteja otra escritura dice un pequeño terreno de lenteja, tampoco era un gran campo, sumamente valioso pero dice que este valiente de David permaneció y se paró en medio y lo defendió y El Señor le dio una gran victoria.  Esta forma de cuidar nuestra cosecha y nuestra siembra, es valorando y nunca menospreciando, si en la iglesia mi ministerio es limpiar, ordenar, cuidar niños, etc. Debo cuidarlo y valorarlo porque Dios me lo ha dado, mi terrenito de lentejas es mi familia, mis esposo, mis hijos, mi trabajo eso que he cuidado y sembrado voy a valorarlo y protegerlo de mis enemigos y Dios me va a respaldar y voy a tener la victoria.
4. CUIDAR DE NOSOTROS MISMOS Nosotros los mismos sembradores podemos permitir que nuestra cosecha se arruine en el libro de Cantares 1:6 dice “Me pusieron a guardar las viñas; y mi viña, que era mía, no guardé.” Esta escritura nos habla de la Sulamita que estaba morena del sol por haber estado trabajando arduamente bajo el sol las viñas, pero su propia viña había descuidado. Esto también puede sucedernos en proceso de sembrar y cosechar, cuidar y velar por todo aquello que está afuera, pero descuidamos nuestra propia familia, vida y ministerio, centramos nuestra atención en los de afuera y trabajamos en los demás y cuando vemos nuestra propia vida, familia y trabajo lo que es nuestro lo hemos descuidado, nosotros mismos podemos ser responsables de perder aquello que un día hemos sembrado y perderemos el fruto.
En conclusión sembrar y cosechar no es solamente poner la semilla, esperar a que crezca y recibir el fruto, sino que es un proceso que lleva nuestro trabajo, esfuerzo, cuidado, atención, no siendo perezosos, quitando las pequeñas zorras, valorando lo que Dios nos ha dado y no descuidando nuestra propia viña. Cómo lo podemos lograr? En  JUAN 15:4 “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.” Lo podemos lograr aferrándonos al Señor, permaneciendo en El, para que nos guíe, nos oriente, nos instruya y permita que la siembra que hoy hacemos pueda dar una abundante y bendecida cosecha.