lunes, 19 de septiembre de 2016

LA PUERTA DE LAS AGUAS


"Y los sirvientes del templo que habitaban en Ofel restauraron hasta enfrente de la puerta de las Aguas al oriente, y la torre que sobresalía."

Nehemias 3:26

Hay un relato en la palabra de Dios en el libro de Ezequiel que nos ayudará a entender cuál era el significado de la puerta de las aguas. En esta escritura dice que el profeta Ezequiel en visión fue a la entrada de la casa y las aguas descendían de debajo y luego dio la vuelta y vio que las aguas salían del lado derecho y había un varón con un cordel en la mano y midió mil codos y paso por las aguas hasta los tobillos, luego midió otros mil y pasó por el agua hasta las rodillas, y luego otros mil y midió el agua hasta los lomos, y luego midió otros mil y ya era un río que no se podía pasar. Estas aguas que salían cuando entraran en el mar recibirían sanidad, y toda persona que nadare en ellas viviría y recibiría sanidad, estás era las aguas salutíferas. Y había una rivera en el río donde habían  muchos árboles, las hojas de estos árboles nunca caerían y no faltaría fruto en ellos, este fruto sería para comer y sus hojas para medicina. Quién no quisiera hoy nadar en esas aguas!!!

Estas aguas simbolizan la llenura del Espíritu Santo, nosotros podemos vivir una vida cristiana cerca del Señor y sin embargo solamente estar llenos hasta los tobillos, otras veces si nos sumergimos más podremos mojarnos hasta las rodillas, pero la escritura dice que no se trata de solo mojarse sino de sumergirse en ese río, de nadar allí en esa agua que trae sanidad, que liberta, que permite que siempre haya vida, que hace que nuestra hoja no caiga, que produce frutos en nosotros de los cuales otros pueden comer, quién puede hacer esto? solamente El Espíritu Santo.

Esta puerta de las aguas era necesaria en Jerusalén al igual que todas las otras puertas,  aunque dice la historia que no se abría siempre sino solamente para las celebraciones el último día de la fiesta de los Tabernáculos, sacaban agua del manantial de Siloé, pasaban por la puerta de la fuente y luego entraban por la puerta de las aguas.  Necesitamos restaurar en nosotros la puerta de las aguas, El Señor quiere darnos su llenura al completo, pero muchas veces nos conformamos solo con gotitas de su presencia, la obra transformadora del Espíritu Santo en nosotros traerá vida a nuestra alma y si nos sumergimos en ese río tendremos frutos siempre, fruto del espíritu para dar a otros amor, gozo, paz, paciencia, bondad, benignidad, fe, mansedumbre y templanza, nuestra hoja no caerá porque no tenemos sequedad espiritual, sino agua de vida.

Espíritu Santo anhelamos con todo nuestro corazón poder sumergirnos en tus aguas, esas aguas que traen sanidad a nuestro cuerpo, a nuestra alma y a nuestro espíritu, esas aguas que producen vida, fruto y que hacen que nuestra hoja no caiga porque quitan la sequía de nuestro corazón.  Señor ayúdanos a restaurar la puerta de las aguas en nuestro corazón, no queremos conformarnos con mojarnos un poco en tus aguas, queremos nadar en ellas y recibir vida, Espíritu Santo transfórmanos, te necesitamos cada día de nuestras vidas! Amén!