sábado, 15 de diciembre de 2018

ABUNDAR EN ESPERANZA


Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo."
Romanos 15:13


Uno de los procesos más difíciles de la siembra y la cosecha es la germinación, este proceso es por medio del cual una semilla se transforma hasta convertirse en una nueva planta, en ese momento se desarrolla y crece el embrión que ya es una planta en miniatura. Para que una semilla germine tiene que tener ciertas condiciones  como humedad, calor y oxigenación. Hay varias formas en las que una semilla se desarrolla, pero la más impresionante es la que crece enterrada en el suelo, en la oscuridad y sin verse, en ese tiempo pareciera que no hay nada, que esa semilla no existe aunque está allí en el proceso de la germinación, preparándose para brotar, salir y ser una nueva planta que llevará muchas ramas,  flores y luego mucho fruto.  

Qué pasaría si esa semilla se negara a crecer por sentirse apartada del mundo y olvidada de todos en ese suelo frío y en ese ambiente oscuro, donde no puede ver nada, donde no hay nadie,  no hay brillo en ella, ni nada que sea atractivo? La semilla obedientemente permanece quieta y segura porque sabe que el potencial que hay ella pronto saldrá a luz y el agricultor permanece igual, quieto sin remover la tierra y sin tocarla, porque está seguro que la semilla que ha sembrado germinará y en su tiempo brotará de esa oscuridad, crecerá y obtendrá su fruto.

Este ejemplo de la naturaleza nos hace pensar en nuestra vida, en los tiempos en los que no vemos nada, en los que parece que todo es oscuro, frío y no hay fruto aparente ni respuestas, pero el versículo de hoy en el libro de Romanos nos recuerda la clave para esperar la respuesta a nuestras peticiones, diciendo que el Dios de esperanza nos llene de gozo y paz en el creer, para que abundemos en esperanza por el poder del Espíritu Santo. 

Tener gozo y paz en el creer, es confiar, descansar y tener esperanza, pero no una esperanza simple, sino una esperanza abundante, una esperanza que no falta sino que sobra en el corazón, para no desesperarnos mientras llega el tiempo de Dios para recibir aquello que hemos pedido.

Tenemos un Dios de esperanza, un Dios que hace posible lo imposible, un Dios que hizo todo por nosotros, para que tengamos vida, salvación y victoria sobre toda adversidad. Estamos casi terminando un año y hemos pasado por muchos tiempos y quizás todavía no tenemos la respuesta a esa semilla de oración que hemos sembrado, pero debemos esperar con esperanza porque sin duda dará su fruto. 

Si estás pasando por tiempos en los que has puesto la semilla en la tierra, no desesperes al ver la tierra seca y vacía, no pierdas la esperanza si no ves nada, Dios está trabajando. Si estás en el lugar de la semilla, tampoco desesperes porque aunque todo parezca oscuro y sin futuro, brotara la vida de Dios en ti y saldrá a la luz, solamente llena tu corazón de gozo y paz, que abunde en ti la esperanza, lo que este año aún no ha llegado espera que llegará y sin duda Dios te responderá.

Tienes un Dios de esperanza, confía en Él!

Señor tu eres un Dios poderoso, abre mis ojos para verme como tu me ves, para creer que aunque no vea nada tu harás germinar y brotar tus promesas en mi vida y se cumplirán porque tu estás conmigo y contigo lo tengo todo, que en mi abunde la esperanza, que nunca me falte el gozo y la paz para creer y con toda la confianza saber que Tu estás trabajando en mi, mi Dios de esperanza! Amén!