domingo, 29 de abril de 2018

¿QUE PIDES DE MI? AMAR MISERICORDIA


Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia,
 y humillarte ante tu Dios."
Miqueas 6:8


“Tener un corazón misericordioso no significa tener un corazón débil. Quien desea ser misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al tentador, pero abierto a Dios” J.M.B Cuánto necesitan nuestros corazones dar y recibir misericordia!

Pero qué significa tener misericordia? Cuando Dios tiene misericordia de nosotros, tiene compasión y amor, se compadece de nuestros sufrimientos, Dios mismo se pone en nuestro lugar para entendernos y comprendernos, es bueno con nosotros, busca nuestro bien y manifiesta su dulzura a nuestro corazón. La palabra misericordia viene del latín misere que significa miseria o necesidad, cor o cordis que significa corazón e ia que significa hacia los demás, por lo que podemos decir que misericordia es tener un corazón solidario hacia los demás. 

La escritura del libro de Miqueas dice que la forma en la que nos presentamos agradables ante El Señor y una de las cosas que pide de nosotros es AMAR MISERICORDIA, amar la misericordia no es solo practicarla sino desear tenerla, procurarla, apegarse y comprometerse desarrollando un amor que va mas allá de lo terrenal que quita el egoísmo de nuestras vidas.

La palabra de Dios nos compara con vasos y muestra que los hombres podemos ser vasos de misericordia. Un vaso de misericordia es un vaso lleno de amor y de compasión, un vaso de misericordia busca el bien del otro y no el si mismo, a través de los vasos de misericordia El Señor da a conocer las riquezas de Su gloria porque permite que a través de ellos veamos Su mano extendiéndose en amor, cuidado, cariño y bendición hacia otros.

Qué importante es que tengamos el deseo de ser un vaso de misericordia. Eres tu un vaso de misericordia, un vaso de amor, un vaso de compasión hacia otros? Pueden venir tus amigos, tu familia, tus compañeros de trabajo a beber del agua de Dios que hay en ti para bendecir sus vidas? Amas la misericordia?

Cuando nos presentamos delante del Señor amando la misericordia somos gratos ante El. Dios pide de nosotros amar misericordia, El pide de nosotros un corazón compasivo, desinteresado y dispuesto a ser un vaso de lleno de amor y compasión, sin indiferencia, sencillamente un corazón que muestra al Dios que vive y reina en ti...


sábado, 28 de abril de 2018

CREO CON EL CORAZON


“Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.”
Marcos 11:22-23

La duda es un estado de incertidumbre entre dos decisiones o entre dos opciones, confiar o desconfiar, fe o incredulidad. En este pasaje de la biblia el mismo Jesús nos dice: Tened fe en Dios!!! Nos anima a creer y no dudar para que El pueda obrar. Se duda en el corazón porque allí está el interior del hombre, porque es más engañoso que todas las cosas, porque nadie lo conoce solo El Señor que escudriña lo más profundo de nosotros y es allí donde debe nacer la fe.

La duda es un arma en contra de nuestra fe… si alguna vez alguien que amamos nos delega una responsabilidad o nos encarga que hagamos algo determinado, lo haremos? Por supuesto que si!! veremos todas las posibilidades posibles para hacer y cumplir con aquello que esa persona que apreciamos nos ha pedido. Pero… cómo nos sentiríamos si ese alguien dudara si lo podremos hacer? ¿Si lo haremos bien? ¿Si lo recordaremos? y desconfía de nosotros, ¿Cómo nos sentaría esa actitud??? Seguramente le diríamos confías o no confías en mi? Pues si confías en mi… déjame hacer lo que me has pedido y no tengas dudas en tu corazón!

Cuando hemos entregado algo al Señor debemos confiar en que El lo hará, si hemos orado por una situación, por una necesidad económica, por un problema sin resolver, por una enfermedad, etc. Debemos confiar en Él y pensar que si dudamos en nuestro corazón no damos paso a la fe y nos convertimos en esas personas incrédulas y desconfiadas que entregan al Señor su carga pero también la vuelven a tomar porque no confían plenamente en que El lo hará.

Tenemos un Dios todopoderoso, dueño del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible, el creador del universo es nuestro Dios, es nuestro Padre, El es el que sustenta todas las cosas por Su palabra! por qué tenemos esas dudas en nuestro corazón?? Pidamos al Señor esa fe que mueve montes y los manda al mar, esa fe que cree, que confía, que entrega y descansa en El, que no duda ni un instante, esa fe que saca toda duda y que cree con el corazón.

Señor quiero confiar en ti, no quiero dudar de tu poder, de tu grandeza, dame un corazón que crea en ti sobre toda circunstancia y sobre toda adversidad, dame un corazón que vea con los ojos de la fe, que crea con la certeza que tu nunca fallas. Señor creo en ti con todo mi corazón! Amén!


martes, 24 de abril de 2018

¿QUE PIDES DE MI? HACER JUSTICIA


Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia..."
Miqueas 6:8

Existe una frase que dice: "El hombre justo no es aquel que no comete ninguna injusticia, sino el que pudiendo ser injusto no quiere serlo." M de At  Eres justo? Ser justo es ser una persona correcta, moral y legalmente, una persona recta y razonable, alguien que aplica la justicia, con equilibrio y equidad, en otras palabras, una persona que da a cada quien lo que le pertenece, que no hace daño, no busca el mal de otra persona, reparte con generosidad y no busca lo suyo.

La escritura en el libro de Miqueas dice que una de las cosas que pide El Señor de nosotros es HACER JUSTICIA, no solamente basta con ser justo, debemos hacer que la justicia sea parte de nuestra vida y de nuestra realidad.  Podemos pensar que no somos injustos porque no hacemos mal a nadie, pero podemos cometer injusticia en  esas pequeñas cosas que hacemos sin pensar, pero que no obran la justicia de Dios como la irá, la venganza, las palabras ofensivas, las malas intenciones, los motivos egoístas que mueven nuestro corazón y tantas cosas que podemos hacer como costumbre, pero que moran en nosotros y no permiten que podamos presentarnos ante El Señor de forma agradable a Él.

Hacer justicia es hacer que las cosas sucedan para bien y bendición de otros, sin perjudicar, sin obstruir, sin dobles intenciones; hacer justicia es luchar por la justicia, no conformándonos a que cosas malas pasen a otros y quedarnos indolentes, hacer justicia es procurar la justicia, es actuar con rectitud, imparcialidad y sin dejarse llevar por la impulsividad, el egoísmo, el interés y la insensibilidad.

Dios se agrada de un corazón justo, que ama la justicia y quiere hacer justicia, revisemos cómo son  nuestras respuestas, cuáles son nuestras actitudes, cuánto nos damos a otros. ¿Cómo nos presentamos ante El Señor cada día? ¿Cometemos injusticias, permitimos la injusticia, mora en nosotros la falta de justicia? Si hay necesidad, conviértete en un canal de bendición y provisión, si alguien habla mal de otros, no sigas comentarios ni aumentes palabras, si alguien necesita tu ayuda, tu comprensión, tu consejo, tu apoyo, no se lo niegues, ser justo es es tener la capacidad de ponerse en el lugar de otros y amarles como si fuéramos nosotros mismos.

Presentémonos ante El Señor con un corazón que ama y busca la justicia, El Señor es un Dios justo y anhela que cada día sus hijos nos parezcamos más a Él.







domingo, 22 de abril de 2018

¿QUÉ PIDES DE MI?


Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia,
 y humillarte ante tu Dios."
Miqueas 6:8

En la actualidad existen varias reglas de protocolo para alguien que va a presentarse ante una persona de la realeza no importa el país o reino al que pertenece. Cosas como el saludo, el trato, el respeto, el vestuario y la forma de dirigirse a ellos debe ser algo especial y fuera de lo comúnm no porque sean personas superiores o fuera de este mundo,  sino porque nuestra misma educación nos lleva a mostrar un respeto y un trato diferente.

La pregunta ahora es ¿Cómo nos presentamos ante Dios? En el libro de Miqueas 6:6 dice "¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año?" Cómo podemos presentarnos delante del Señor manera que le agrademos?

La clave nos la da el versículo 8, la forma en que podemos presentarnos ante  el Rey de Reyes y Señor de Señores incluye solamente 3 cosas:  Hacer justicia, amar misericordia y humildad ante Él, estas tres cosas son buenas y Él las pide de cada uno de nosotros.

Hacer justicia no solo es desear, esperar y mirar, hacer justicia es procurarla, buscarla, anhelarla y hacerla. Ser justo es tener equilibrio, ser razonable, imparcial, que no se deja llevar por la emoción, sino que actua con sabiduría y rectamente.

Amar misericordia no solo es ser bueno, misericordia es tener compasión, bondad, amor, consideración y perdón hacia otros, amar la misericordia no es solo practicarla sino desear tenerla, desarrollar un amor que va mas allá de lo terrenal, quitando el egoísmo de nuestras vidas.

Ser humilde ante El Señor, la humildad es la ausencia de la soberbia y el reconocimiento de nuestros límites y capacidades.  Ser humilde ante El Señor es reconocer Su grandeza y nuestra pequeñez, Su poder y nuestra impotencia, Su grandeza y nuestra pequeñez.

Dios se agrada de un corazón justo, un corazón misericordioso y un corazón humilde, esas son las tres reglas de protocolo que la palabra de Dios nos da para presentarnos ante nuestro Rey y serle agradables y que se complazca en nosotros.

Anhelas agradarle al Señor, cómo te presentas cada día ante Él?

Durante los próximos días hablaremos más profundamente de estas tres sencillas, pero extraordinarias cualidades que Dios pide de cada uno de nosotros sus hijos.

Señor quiero agradarte, quiero que cuando me presente ante ti, tu estés contento conmigo, que mi forma de ser te agrade y que no se entristezca tu corazón al escuchar mi voz y al verme delate de ti, dame Señor un corazón que haga justicia, un corazón que ame la misericordia y un corazón humilde. Quiero agradarte Señor haciendo lo que pides de mi! Amén!

sábado, 21 de abril de 2018

VOY A TI!


"Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, 
que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas"
Mateo 11:28-29

Te has sentido trabajado y cargado? Cuando estamos trabajados estamos cansados y desgastados, en términos actuales,  estamos estresados, con nuestras fuerzas al límite y con pocos ánimos para continuar resistiendo. Al final de una semana de trabajo y esfuerzo podemos estar también cargados, nos sentimos pesados, saturados, con pocas fuerzas para seguir adelante. 

Todos alguna vez nos hemos sentido trabajados y cargados, es allí, en ese punto de nuestra condición cuando El Señor nos dice VENID A MI!!

Venir al Señor quienes nos sentimos trabajados y cargados, es llegar ante un Padre bueno que nos comprende, que siente cada cosa que vivimos y que nos abraza, primeramente para hacernos sentir que aunque estemos cansados no estamos solos, también venir a El es traer toda esa carga pesada que llevamos sobre nuestros hombros, en mente y que satura nuestros pensamientos y nos hace sentir impotentes porque no sabemos qué hacer con tanto peso.  Venir al Señor es entregarlo todo y dejar que El nos haga descansar.

Pero cómo encontraremos ese descanso? Aprendiendo de Él dice el siguiente versículo, que es manso y humilde de corazón, entonces hallaremos descanso para nuestras almas. La humildad y la mansedumbre descargan el corazón de la competencia, de los juicios de otros hacia nosotros, descargan nuestra alma de la angustia de llegar a metas y límites que otros o nosotros mismos nos hemos puesto. 

Muchas veces nos cansamos y cargamos porque queremos siempre tener nuestra cabeza en alto, porque no queremos humillarnos y ser como Jesús, aceptando Su voluntad y haciéndola en nuestra vida, nos cansamos porque queremos sobresalir, tener la razón en todo, no nos gusta padecer y sufrir por ninguna causa y nos desgastamos tratando de luchar en nuestras propias fuerzas.

Por eso ser manso y humilde nos pone en otra posición, nos pone a la altura nada más y nada menos que de Jesús, que se humilló hasta lo sumo, que se despojó de sí mismo y que hoy después de tanto sacrificio, reina y está a la derecha del Padre, a su tiempo Dios le exaltó a lo sumo y lo hará con nosotros si aprendemos a ser humildes como Jesús lo fue.

Venid a mi dice El Señor hoy, si estás trabajado y cargado, ve a Jesús, entrega esa carga, humilla tu corazón, alma, mente y todo tu ser ante El, hallarás ese descanso que tu alma necesita y comenzarás tu día fortalecido en Sus fuerzas. Qué descanso venir a Jesús hoy y humillarnos bajo Su poderosa mano de amor!

Jesús te entregamos hoy  todas aquellas cosas por las que me siento trabajado y cargado, derramo mi corazón ante Ti y renuncio a ir en mis propias fuerzas. Decido aprender a ser manso y humilde como Tu. Jesús que descansemos hoy en Tu amor y en Tu poder, mi carga es tuya y tu si sabes qué hacer con ella, en Tus manos estoy! Amén!

lunes, 16 de abril de 2018

TE HARÉ ENTENDER



"Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;
Sobre ti fijaré mis ojos."
Salmo 32:8


Hace muchos años escribí esta frase: "Ser padres es entrar en una escuela del cielo en la tierra, para aprender a amar, a servir, a dar, a morir, a perdonar y para entender un poco más el amor que Dios tiene por cada uno de nosotros". Y es que cada día como padres debemos enseñar, corregir y animar a nuestros hijos para que poco a poco puedan aprender, retener y vivir ciertas normas, formas de vida y valores que queremos que se establezcan en sus corazones para que sean hombres y mujeres de bien.

Cuando tenemos a nuestros hijos pequeños o cuando hemos sido nosotros mismos pequeños, hemos pasado por un proceso en el que poco a poco nuestros padres nos han enseñado y nos han hecho entender situaciones y circunstancias, principios y costumbres que hoy que somos adultos seguimos poniendo en práctica como un día nos fueron enseñados. Pero muchas veces debemos repetir una y otra vez las mismas cosas, los mismos hábitos, las mismas rutinas para que un día no las repitamos más y estén listas para ser reproducidas y ejecutadas como una forma de vida.

Esta situación padre-hijo nos lleva hoy a reflexionar en la escritura del Salmo 32:8 que en otras palabras nos dice "Te enseñaré y te mostraré el camino; te estaré observando y seré tu guía." Así es nuestro Dios con nosotros, como un padre nos enseña, nos hace entender, nos muestra las cosas que debemos hacer, lo que si es correcto y lo que no y en ese proceso de aprendizaje no solamente nos repite las mismas cosas una y otra vez, sino lo más maravilloso El Señor fija sus ojos sobre nosotros, nos está observando día y noche, siempre contamos con su compañía.

Seamos hijos o seamos padres sabemos lo que conlleva el aprendizaje y la enseñanza; paciencia, amor, entrega, sacrificio, fe y compañía.  Ese proceso lo hace El Señor con nosotros cada día, teniéndonos paciencia, porque nos repite una y otra vez las cosas, nos entiende cuando no actuamos correctamente y no nos destruye cuando hacemos cosas que no le agradan.  Nos muestra su amor, soportándonos, sosteniéndonos, tolerando nuestros fallos sin rechazarnos. El Señor también ha entregado su vida por cada uno de nosotros y nos ha dado su salvación. Tiene fe en nosotros, porque no nos ve como somos ahora sino cómo seremos un día cuando estemos en gloria con Él y nos acompaña cada día y cada noche, El fija sus ojos en ti y en mi, observa cada movimiento que hacemos, ese es el amor de un padre, ese es el amor de nuestro Dios.

No hay lugar para el desanimo, la tristeza, la soledad y la desesperanza cuando pensamos que tenemos un padre en el cielo que cada día está  a nuestro lado, que nos hace entender el camino que debemos andar, que nos enseña, nos dirige y nos guía, que fija sus ojos en nosotros siempre.  No estamos solos en este camino que debemos seguir y aprender, porque El está allí todos los días, hasta el fin de nuestras vidas. 

Gracias Señor! Haznos entender que tu estás presente en nuestra vida para mostrarnos el camino correcto, que tu amor, tu paciencia, tu compañia y tu poder no se aparta de nosotros, que podamos tener cada día esa seguridad que inunde nuestro corazón al saberte cerca y al sentir tu amor enseñándonos y haciéndonos entender  cada paso que damos, fija tu ojos en nosotros Señor, gracias por ser nuestro Padre. Amén!

miércoles, 4 de abril de 2018

CONOCER TU VOLUNTAD


"Luego le colocó el chaleco donde puso el Urim y el Tumim, las dos piedrecitas que se usaban para conocer la voluntad de Dios."
Levitico 8:8


Hacer la voluntad de Dios o hacer nuestra voluntad. Desde la antigüedad hacer la voluntad era lo más importante para el pueblo de Israel, Urim y Tumim dos piedras sobre el pecho del sacerdote, Piedras Urim y Tumim para conocer la voluntad de Dios




Muchas veces la voluntad nuestra nos lleva a salirnos de la voluntad de Dios y pensando que todo está perdido tomamos decisiones que no van de acuerdo a Su perfecta voluntad. 


En la antigüedad el sacerdote llevaba puesto un pectoral o chaleco con el que entraba delante de la presencia de Dios y allí se debían de colocar dos piedrecitas llamadas URIM Y TUMIM las cuales usaban para conocer la voluntad de Dios, preguntando al Señor acerca de un asunto y según la piedra que cogía el sacerdote con su mano así simbolizaba la respuesta de Dios. 

En nuestros tiempos ya no tenemos esas dos piedras para poder preguntar al Señor acerca de una situación, pero si podemos llegar ante El en oración, para conocer Su voluntad para nuestra vida, y preguntarle acerca de diversas situaciones en las que necesitamos dirección. 

El pueblo de Israel no daba un paso en falso, no iban a ninguna batalla, no hacían ningún acuerdo y no avanzaban sin antes conocer cuál era la voluntad de Dios, esto nos da un gran ejemplo para nuestros días, muchas veces comenzamos proyectos, hacemos acuerdos, decidimos viajes, formamos relaciones y tomamos decisiones sin hacer la pregunta, ¿Será la voluntad de Dios que lo haga?  Cuántos males y cosas podríamos evitarnos si permanecemos en el centro de Su voluntad y sin apoyarnos en nuestra propia prudencia.

Busquemos al Señor para conocer Su voluntad, hablemos con Él y no perdamos la bendición de caminar por caminos que a El le agradan y hacer Su voluntad sobre todas las cosas, aún por sobre nuestros mas grandes anhelos  y deseos.

Recuerda siempre esta sencilla pero grandiosa frase:
"El éxito verdadero consiste en hacer la voluntad de Dios cueste lo que cueste". John MacArthur