jueves, 16 de febrero de 2017

CONMIGO EN EL DESIERTO


Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, 
y fue llevado por el Espíritu al desierto
Lucas 4:1

El desierto es un lugar despoblado e inhabilitado, donde encontramos pocas muestras de vida. Hay varios tipos de desierto, está el que todos reconocemos rápidamente que es el desierto arenoso, donde suelen haber muchos vientos y formación de dunas, el desierto pedregoso o rocoso, en el que hay abundantes rocas y poca vegetación, el desierto frío o polar, con grandes extensiones cubiertas de nieve con muy pocas posibilidades de vida animal o vegetal y el desierto árido, que es sumamente seco y con temperaturas extremas.  

No sabemos a qué tipo de desierto fue llevado Jesús, pero la escritura dice que El estaba lleno del Espíritu Santo y por el mismo Espíritu fue llevado al desierto.  Biblicamente el desierto es un camino escogido por Dios por el que todos en momentos de nuestra vida debemos caminar, también es un lugar de elección y preparación para un nuevo tiempo, como lo hizo Jesús antes de comenzar al completo su ministerio. Lo más importante es saber que pasar por el desierto es un tiempo, no es un proceso eterno, no es para siempre por más difícil o largo que parezca y siempre tiene un propósito.

Debemos estar seguros que si El Espíritu Santo nos lleva a un tiempo de desierto no es para abandonarnos allí, sino para estar con nosotros, Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto durante 40 días y 40 noches, tiempo en el que fue probado, tentado aún siendo Dios, pero fue un tiempo del que salió victorioso y enteramente preparado para toda buena obra.

Solamente El Espíritu Santo puede darnos fortaleza, paz, confianza y fe en Dios para caminar por el tiempo de desierto y no desfallecer en el camino. Espiritualmente los tiempos de desierto pueden ser tiempos de soledad y confianza ciega en Dios sin que veamos la salida, solo sintiendo su mano sosteniéndonos cada día.  También pueden ser tiempos de sequedad, cuando oramos y parece que nada ocurre, cuando sentimos desfallecer y pasan los días sin  ver cambios y respuestas a nuestras oraciones, pueden ser tiempos de desierto fríos y sin calor, falta de motivación y de ese fuego que ardía en nosotros o pueden ser tiempos de desierto rocoso, etapas en la vida llenas de obstáculos, barreras, caminando sobre piedras y escalando para poder avanzar en el día a día.

No importa cómo es el desierto que estemos pasando, El Espíritu Santo está allí, cuando nuestros corazones están llenos de Él podemos soportar los tiempos de sequedad, aridez, frialdad o de dificultad sabiendo que El está con nosotros antes del desierto, durante y a la salida dándonos la victoria en nuestras manos y llevándonos a otra etapa de nuestra vida en Cristo.

Si estás pasando por un tiempo de desierto, pide al Espíritu Santo que te fortalezca y puedas caminar confiado en El, sabiendo que todo este proceso pasará y los propósitos de Dios se cumplirán en tu vida!

Gracias Espíritu Santo por tu poder y por tu compañía a lo largo de mi vida, quiero entregarte el tiempo que estoy viviendo y si hay alguna área en la que estoy pasando por un desierto te pido que abras mis ojos para caminar aferrado a ti y llenarme de la presencia de tu Santo Espíritu para fortalecerme, no desmayar y salir victorioso  hacia otra etapa de mi vida a la que tu quieres llevarme. Dame fortaleza, gozo en medio de la aflicción, valentía para enfrentar cada obstáculo que se pueda presentar y el fuego de tu poder para caminar en medio de la frialdad o la sequedad, gracias Espíritu Santo por estar conmigo en cada etapa de mi vida y por darme siempre la victoria! Amén!