miércoles, 8 de enero de 2020

QUIERO ABORRECER LO MALO!


"El temor de Jehová es aborrecer el mal;
La soberbia y la arrogancia, el mal camino,
Y la boca perversa, aborrezco."
Proverbios 8:13

No es muy frecuente utilizar la palabra "aborrecer", cuando nos referimos a situaciones que forman parte de nuestra vida diaria, ya que cuando aborrecemos algo sentimos rechazo, aversión y repugnancia, aborrecer viene del latín abhorrecere que significa alejarse y sentir horror hacia algo.

Piensa por un momento qué provoca todos estos sentimientos y sensaciones en ti que puedas sentir al mismo tiempo rechazo, aversión, repugnancia y hasta horror??? La escritura nos habla de 4 cosas que debemos aborrecer si tenemos temor de Jehová en nuestro corazón:
Aborrecer el mal, la soberbia y la arrogancia, el mal camino y la boca perversa.

Aborrecer el mal es rechazar las cosas que no son buenas, sencillamente, todo lo que no es puro, todo lo que no merece honra, todo lo que es vano y tiene maldad, lo debe aborrecer nuestro corazón.

Aborrecer la soberbia y la arrogancia, es rechazar y sentir hasta repugnancia por sentirse superior a otros o que tú eres más que cualquiera, sentir desprecio hacia los demás y considerarlos menos que nosotros mismos, todos estos sentimientos y actitudes debe aborrecerlas nuestra alma.

Aborrecer el mal camino, todo lo que no conduce hacia la rectitud, la santidad, la fe, el amor y la justicia, aborrecer los caminos de perversidad, los caminos que no nos llevan hacia adelante sino que nos hunden en ellos, debemos rechazar y hasta sentir horror de caminar en malos caminos.

Y por último debemos aborrecer la boca perversa, la boca que hace daño, que tiene maldad, que causa un mal intencionadamente, debemos sentir aversión y aborrecer hablar mal de otros, mal-decir con nuestros labios, hablar mentira y falsedad, criticar y destruir con nuestras palabras.

Aborreces todas estas cosas que dice la palabra? La escritura dice que debemos aborrecerlas, que no debemos acercarnos a ellas, mucho menos practicarlas y que sean parte de nuestro caminar.

Señor enséñanos a ser sabios!