¿Por qué postergar horas, días, meses o quizás años, lo que se puede solucionar en minutos?
La procrastinación es una palabra no muy usada, pero que nos ayuda a recordar la frase tan conocida “no dejes para mañana, lo que puedes hacer hoy”
Hay acciones o hábitos que no son buenos para nuestro corazón, porque dejar para después arreglar cuentas, nunca nos dará más ganancias, generalmente nos dará pérdidas.
Hay situaciones que deben atenderse con urgencia, no podemos dejarlas de lado, anteponiendo otras cosas que son menos difíciles y menos desagradables.
A veces pensamos que disponemos de toda una vida para arreglar nuestras relaciones rotas, pero no es así somos vulnerables, frágiles, tenemos poco tiempo, luego pasamos y volamos.
Lo más fácil… el camino ancho, el camino que no enfrenta, sino que se aparta, huye o ignora, el camino que dice “no pasa nada”, pero si pasa!
Lo más difícil es el camino angosto, el camino que habla, busca la paz, la reconciliación y la libertad que trae el perdón.
Ponte de acuerdo con tu adversario, pero hazlo pronto, que no pase más tiempo, que no se siga poniendo el sol.
El Señor nos ha dado libertad y nos ha perdonado tanto!
Es tiempo de saldar cuentas, no tener nada pendiente, perdonar y pedir perdón.
Ponte de acuerdo con tu adversario, pero ponte de acuerdo pronto!
Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. Mateo 5:25
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