miércoles, 20 de mayo de 2020

TE DOY MI CORAZÓN


"Dame, hijo mío, tu corazón, Y miren tus ojos por mis caminos."
Proverbios 23:26

Dios ha creado todas las cosas, el cielo, la tierra, el universo, el mar, las estrellas y al hombre, El es dueño de todo y todo le pertenece, sin embargo en el libro de Proverbios 23 dice "Dame, hijo mío, tu corazón", esto nos lleva a reflexionar que el corazón es nuestro y somos nosotros quienes voluntariamente lo damos al Señor.

El corazón es engañoso, el corazón nos puede hacer caer, nuestro corazón dice la escritura que es perverso y nadie lo conoce realmente solamente aquel que lo ha creado.  Dios es un caballero, el no nos manipula y nos obliga a darle nuestra corazón o nos conduce como seres sin voluntad y que no tienen decisión, Dios sabe que tenemos una libre voluntad y desea que con esa voluntad entreguemos a El nuestro corazón.

Pasamos muchas veces por tiempos adversos donde nos sentimos defraudados, solos o incomprendidos, otra veces nos sentimos impotentes porque no sabemos qué decisiones tomar o qué camino seguir, quizás hemos seguido el camino que nuestro corazón nos ha llevado a caminar y hemos tenido malas experiencias porque no han sido decisiones dirigidas por El Señor, por esa razón hoy El Señor sigue diciéndonos: Hijo mío, dame tu corazón.

Cuando le damos el corazón al Señor lo entregamos a Él, ponemos a su disposición nuestra voluntad y nuestra alma, todo lo que somos, pero debemos estar seguros que en ningún otro lugar nuestro corazón estará más seguro y más a salvo.

Entreguemos nuestro corazón al Señor, para que nuestros ojos vean por sus caminos, para que podamos ver las cosas como El quiere que las veamos, para que nuestros ojos espirituales sean abiertos y no veamos solo el problema sino también para ver el propósito de Dios detrás de cada situación que vivimos por más difícil o adversa  que sea.

Demos nuestro corazón al Señor, solamente El sabe perfectamente qué hacer con él  y qué es lo mejor para él.

Señor te doy mi corazón, voluntariamente te entrego mi voluntad, entrego a ti mi vida Señor, no quiero seguir tomando decisiones o haciendo cosas en mis propias fuerzas. Te doy mi corazón porque se que en tus manos está seguro, no  quiero que nadie más rompa mi corazón o me haga tomar decisiones equivocadas, mi corazón está seguro y guardado en ti Señor, para amarte, para adorarte, para servirte, para que tu seas siempre el primero, el número uno en mi corazón, gracias Señor mi corazón es tuyo! Amén!