viernes, 24 de febrero de 2017

MANANTIALES DE VIDA


"Manantial de vida es la boca del justo;
Pero violencia cubrirá la boca de los impíos."
Proverbios 10:11


Un manantial es todo lo contrario a una ciénaga, ya que el manantial es una fuente natural de agua que brota de la tierra o entre las rocas, sale de la roca y corre libremente, cargado de minerales con beneficios para la salud, la vegetación al lado de un manantial siempre es verde, fresca y hasta podría decirse que produce una sensación de paz el sonido de la caída de sus aguas. Por el contrario, aunque su elemento principal es el gua, una ciénaga es muy diferente a un manantial, ya que se trata de agua estancada o sin corriente, poco profunda, donde crece vegetación acuática, posee también algunos animales como ranas, reptiles e insectos, las aguas estancadas producen un olor desagradable y difícilmente son renovadas, ya que siempre están en el mismo lugar.

En la palabra de Dios un manantial simboliza vida y limpieza y una ciénaga simboliza suciedad, pecado y necedad. Por eso en el libro de proverbios nos dice que la boca del justo es un manantial de vida, contrario a lo que produce la boca de los impíos que será cubierta de violencia a causa de su maldad.

Nuestra boca sino es un manantial puede convertirse en un lugar cenagoso, lleno de palabras necias, de mentira, que no edifican, que destruyen, que mal-dicen de otros, palabras que duelen, hieren y envenenan a quienes tenemos cerca, nuestra boca puede hacernos vivir o morir, viviendo una vida insatisfecha, llena de amargura y dolor, contaminando a los que tenemos cerca. 

En nuestro diario vivir debemos esforzarnos por ser manantiales de vida, que nuestra boca sea una fuente inagotable de verdad, que hablemos lo justo y que edifica a quienes están cerca, hablando lo que conviene, que nuestras palabras produzcan fe, esperanza y gozo en los corazones que nos escuchan, cada palabra que brota de nuestros labios puede llevar ánimo, buenas nuevas, verdad y justicia.

Que nuestra boca sea como un manantial y produzca una sensación de paz el sonido de nuestras palabras al hablar.

Señor que mi boca sea como un manantial al hablar, que mis palabras lleven vida, esperanza y bendición, quita de mi las palabras de mentira, de maldad, palabras de pecado y amargura. Haz de mi un manantial de vida donde muchos puedan ser bendecidos y puedan beber agua fresca de vida de Cristo morando en mi. Que no sea mi hablar como aguas estancadas y sin buen fruto para los demás, Señor controla mis palabras, mis forma de decir las cosas y dame tu unción para poder hablar lo que a ti te agrade. Amén!