miércoles, 29 de marzo de 2017

PROBADOS COMO EL ORO


"para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo"

1 Pedro 1:7


El oro es uno metal considerado de alto valor, es un metal denso, suave, se adapta a cualquier situación, es perfectamente manejable, uno de los más manejables que hay, conservando su brillo y sin mancharse nunca, ni con el aire, ni con el agua. Es de gran resistencia, la temperatura de fusión del oro puro es de 1064,18 °C, lo que no soportaría cualquier otro material. El oro sin duda es un metal con mucha resistencia y de allí que su valor sea tan alto.

En la escritura de hoy el Apostol Pedro dice que nuestra fe, es mucho más preciosa que el oro, porque el oro, aún a pesar de lo resistente que es, no dura para siempre, en cambio la fe que sale aprobada de la prueba dará alabanza, gloria y honor a Jesucristo cuando el vuelva en gloria.

Cuántos de nosotros queremos tener en nuestro interior las características que tiene el oro, ser de alto valor, ser suaves pero a la vez muy fuertes, manejables y moldeables para que Dios haga Su voluntad en nosotros, conservando siempre nuestro brillo, estar sin mancha, ser resistentes y ser cada día mas valiosos.  La única forma de lograrlo es a través del fuego de la prueba que purifica y limpia y hace que nos transformemos cada día un poquito más en lo que Dios quiere que seamos. 

Edificar con oro no es fácil y sencillo, porque requiere de una vida esforzada, valiente y desacomodada, una vida de santidad, que busca y se deleita en la presencia de Dios, una vida en la que hay sacrificios y entrega a los demás, en la que el mundo no tiene ninguna importancia, una vida que está sujeta a la voluntad de Dios y permanece en ella por encima de todo, edificar en oro es quitar la tibieza del corazón, el doblez de ánimo, el llevar una vida doble con un pie en el mundo y otro en El Señor, solamente así lograremos sobreedificar en oro nuestra vida, siempre sobre el fundamento que es Cristo Jesús.  

El oro mientras más fuego reciba será de mayor valor,  cuando edificamos con oro nuestra vida, aunque venga el fuego de la prueba en vez de ser destruida, permanecerá y seremos mejores después de cada vez que el horno se caliente para probarnos.

Señor tu conoces mi corazón y sabes de qué estoy hecho, tu conoces quién soy y todo lo que hay en mi interior.  Hoy quiero pedirte que me ayudes a sobreedificar en mi vida con oro, a tener una vida santa, limpia y llena de verdad, donde tu presencia me guíe a cada momento, donde tu Espíritu Santo me dirijas y guíes mis pasos, donde no exista la tibieza, el doblez de ánimo y la falta de fe. Que pueda ser mi fe probada y salga como el oro, mucho más refinada, mucho más valiosa, mucho más agradable a ti. Gracias Señor sígueme purificando como al oro, que aunque es probado por el fuego, cada día tiene mucho más valor ante tus ojos. Amén!