Vivimos la historia de nuestra vida, presente, pasado y futuro, pero Él no cambia.
Cambian las estaciones del año, cambian las temporadas, cambian los tiempos, pero El no!
La fidelidad de Dios es eterna y por siglos de generación en generación permanece, todo termina, pero Él no!
Los problemas van y vienen, termina uno y comienza otro, las cosas empeoran y luego mejoran, todo pasa, pero Él no!
La provisión a veces falta y hay escasez, otras veces hay abundancia, disfrutamos y tenemos para dar y nuestras manos se llenan y luego pasa, pero nuestro proveedor, nunca termina.
Tenemos tiempos en los que vivimos debilidad física, la salud no es la mejor y nos sentimos sin fuerzas, luego nos recuperamos, nos sentimos bien, todo pasa, pero El no!
La fidelidad de Dios es infinita. ¿Quién ha confiado en Él y ha sido defraudado o avergonzado?
¿Quién ha entregado a Dios sus cargas y no ha sido liberado?
Cosas comienzan, cosas terminan, pasan los días, los meses, los años, los siglos, todo pasa, pero Él nunca!!!
Fiel es Dios, fiel es Su palabra, fiel es su amor! Grande es Su fidelidad.
“Así que Dios ha hecho ambas cosas: la promesa y el juramento. Estas dos cosas no pueden cambiar, porque es imposible que Dios mienta. Por lo tanto, los que hemos acudido a él en busca de refugio podemos estar bien confiados aferrándonos a la esperanza que está delante de nosotros. Esta esperanza es un ancla firme y confiable para el alma” Hebreos 6:18-19
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