miércoles, 26 de julio de 2017

TU ERES MI JUSTICIA!


"En aquellos días Judá será salvo, y Jerusalén habitará segura, y se le llamará: Jehová, justicia nuestra."
Jeremías 33:16

La justicia es obrar y juzgar respetando la verdad y dando a cada uno lo que le corresponde. Ser justo no es algo fácil de lograr y vivir en justicia también puede ser difícil en medio de una sociedad acostumbrada a ser  injusta, egoísta y que solamente mira por sus propios intereses sin pensar en los demás.

Tenemos un Dios íntegro con una rectitud absoluta, en Él no hay injusticia, no hay duda ni hay variación, El es un Dios justo.  Y en el libro del profeta Jeremías aparece el nombre del Señor como Yahvéh-Tsidkenu, El Señor justicia nuestra.  


Pero nadie como tal, por sus propios méritos, por sus propias acciones puede presentarse justo ante El Señor, porque para El todas nuestras justicias son como "trapos de inmundicia" dice la palabra en el libro de Isaías, entonces las justificaciones que hacemos ante El Señor no valen, es El quién nos presenta justos ante El padre, quien nos hace justicia, quien nos guarda seguros y quién dará a cada uno lo que verdaderamente le corresponde.

Muchas veces decimos fácilmente Dios me hará justicia, pero esta frase conlleva una gran responsabilidad, ya que cuando Dios nos hace justicia la balanza no se volcará más en favor nuestro por ser sus hijos predilectos, cuando El Señor hace justicia mira también si en nosotros  hay cosas que no están bien, si hemos obrado con injusticia, si hay maldad en nuestro corazón y mira también si los motivos por los que hacemos las cosas no son agradables ante Él. 

El Señor es nuestra justicia, el nos defiende, el está por nosotros, no debemos afanarnos, ni frustrarnos cuando vemos la bendición que otros, aún siendo injustos reciben, ya que El Señor hará justicia, El a su tiempo pondrá todas las cosas en su lugar y en el orden correcto, lo que hoy vemos prosperar en injusticia, tarde o temprano no permanecerá porque Jehová-Tsidkenu obrará y nada se escapará de Su justicia y de su poder.

Caminemos pues en integridad, en equidad, sin doble ánimo, sin caminos ocultos y sin injusticia, para que El Señor sea nuestra justicia, para El juzgue no solo el camino de otros sino el nuestro también y que al ser probados no seamos hallados faltos.

Que nuestros corazones caminen en rectitud Señor, justicia nuestra! Amén!