lunes, 16 de abril de 2018

TE HARÉ ENTENDER



"Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;
Sobre ti fijaré mis ojos."
Salmo 32:8


Hace muchos años escribí esta frase: "Ser padres es entrar en una escuela del cielo en la tierra, para aprender a amar, a servir, a dar, a morir, a perdonar y para entender un poco más el amor que Dios tiene por cada uno de nosotros". Y es que cada día como padres debemos enseñar, corregir y animar a nuestros hijos para que poco a poco puedan aprender, retener y vivir ciertas normas, formas de vida y valores que queremos que se establezcan en sus corazones para que sean hombres y mujeres de bien.

Cuando tenemos a nuestros hijos pequeños o cuando hemos sido nosotros mismos pequeños, hemos pasado por un proceso en el que poco a poco nuestros padres nos han enseñado y nos han hecho entender situaciones y circunstancias, principios y costumbres que hoy que somos adultos seguimos poniendo en práctica como un día nos fueron enseñados. Pero muchas veces debemos repetir una y otra vez las mismas cosas, los mismos hábitos, las mismas rutinas para que un día no las repitamos más y estén listas para ser reproducidas y ejecutadas como una forma de vida.

Esta situación padre-hijo nos lleva hoy a reflexionar en la escritura del Salmo 32:8 que en otras palabras nos dice "Te enseñaré y te mostraré el camino; te estaré observando y seré tu guía." Así es nuestro Dios con nosotros, como un padre nos enseña, nos hace entender, nos muestra las cosas que debemos hacer, lo que si es correcto y lo que no y en ese proceso de aprendizaje no solamente nos repite las mismas cosas una y otra vez, sino lo más maravilloso El Señor fija sus ojos sobre nosotros, nos está observando día y noche, siempre contamos con su compañía.

Seamos hijos o seamos padres sabemos lo que conlleva el aprendizaje y la enseñanza; paciencia, amor, entrega, sacrificio, fe y compañía.  Ese proceso lo hace El Señor con nosotros cada día, teniéndonos paciencia, porque nos repite una y otra vez las cosas, nos entiende cuando no actuamos correctamente y no nos destruye cuando hacemos cosas que no le agradan.  Nos muestra su amor, soportándonos, sosteniéndonos, tolerando nuestros fallos sin rechazarnos. El Señor también ha entregado su vida por cada uno de nosotros y nos ha dado su salvación. Tiene fe en nosotros, porque no nos ve como somos ahora sino cómo seremos un día cuando estemos en gloria con Él y nos acompaña cada día y cada noche, El fija sus ojos en ti y en mi, observa cada movimiento que hacemos, ese es el amor de un padre, ese es el amor de nuestro Dios.

No hay lugar para el desanimo, la tristeza, la soledad y la desesperanza cuando pensamos que tenemos un padre en el cielo que cada día está  a nuestro lado, que nos hace entender el camino que debemos andar, que nos enseña, nos dirige y nos guía, que fija sus ojos en nosotros siempre.  No estamos solos en este camino que debemos seguir y aprender, porque El está allí todos los días, hasta el fin de nuestras vidas. 

Gracias Señor! Haznos entender que tu estás presente en nuestra vida para mostrarnos el camino correcto, que tu amor, tu paciencia, tu compañia y tu poder no se aparta de nosotros, que podamos tener cada día esa seguridad que inunde nuestro corazón al saberte cerca y al sentir tu amor enseñándonos y haciéndonos entender  cada paso que damos, fija tu ojos en nosotros Señor, gracias por ser nuestro Padre. Amén!