viernes, 26 de julio de 2019

SIN PRISAS!




“No entres apresuradamente en pleito, 
No sea que no sepas qué hacer al fin,
Después que tu prójimo te haya avergonzado.” 

Proverbios 25:8

La naturaleza puede enseñarnos muchas cosas, los caracoles son animales de lento caminar y se mueven como los gusanos, producen un mucus que les ayudan a su desplazamiento para reducir el riesgo de sufrir posibles heridas o ser lastimados externamente, su forma de caminar no es rápida y no son animales presurosos sino totalmente lentos. Al observar un caracol podemos reflexionar en la diferencia de actuar apresuradamente o tranquilamente.

Una de las emociones más difíciles de controlar es el enojo, el enojo es la raíz que provoca un pleito que se da entre dos personas provocando una riña o un enfrentamiento entre ambas partes y consecuentemente dará a luz un problema que puede llegar a hacerse muy grande. 


Hay un dicho popular que dice “para pelear se necesitan dos personas” si una no quiere, el pleito puede comenzar pero rápidamente se disipará y se calmarán las aguas, pero si las dos partes están dispuestas a pelear se puede provocar un altercado y vernos acorralados y avergonzados por nuestra actitud ante una situación que podría haberse solucionado fácilmente con una charla. 

El libro de Proverbios nos dice: “NO ENTRES APRESURADAMENTE EN PLEITO”, no es de sabios rápidamente estar dispuestos a formar un problema, Dios nos llama a ser pacificadores, a buscar la paz, la armonía y seremos librados de pasar vergüenzas o situaciones embarazosas a causa ser precipitados para pelear o discutir. 

Diariamente tendremos muchas oportunidades para hacer lo bueno o lo malo, pero recuerda que para entrar en una discusión, en un pleito o en una contienda debemos detener nuestros pasos, ir despacito como el caracol, que conoce su condición frágil y para evitar herirse o lastimarse va muy despacio y prudentemente. 

Aprendamos de la naturaleza, Dios está en todas partes y hoy nos dice que si de pleito se trata no actuemos apresuradamente!
Señor toma el control de mis emociones, especialmente del enojo, del enfado, las disputas, las contiendas y los pleitos que pueden formarse en mi vida inesperadamente para provocar en mí una caída o meterme en un problema más grande y no sepa qué hacer. Dame sabiduría para no reaccionar apresuradamente sin pensar las consecuencias de mis actitudes, dame prudencia Señor para hablar, para responder, sabiduría para poder salir de situaciones incómodas sin perder la paz y el gozo en mi vida. Ayúdame a ser un instrumento de paz y no contienda... Amén!