"Tus manos me hicieron y me formaron; Hazme entender,
y aprenderé tus mandamientos."
Salmo 119:73
Existe un refrán popular que dice "a buen entendedor pocas palabras", queriendo decir que una persona que entiende rápido las cosas no hace falta darle muchas explicaciones, porque quien entiende es alguien que comprende, deduce, razona, asimila y discierne lo que se le dice, una persona que entiende sabe distinguir o separar entre lo correcto o incorrecto, entre lo que conviene y lo que no, pero aunque puede parecer fácil, no es tan sencillo entender las cosas cuando estamos pasando pruebas, adversidad o las cosas no son como esperamos.
Por esa razón la palabra de Dios dice en el Salmo 119 que las manos del Señor que nos hicieron y nos formaron y El mismo es el único que puede HACERNOS ENTENDER, para que podamos aprender. Hacer entender de forma natural a alguien es algo muy difícil, hay momentos en los que queremos saber el por qué de las cosas y no nos conformamos con nada, nos dan consejos, palabras sabias que nos hagan reflexionar o cambiar de opinión, pero no hay forma que podamos entender ciertas cosas y luego tomamos decisiones erróneas y actuamos muchas veces apoyados en nuestra propia prudencia y en nuestra propia opinión.
Cuando no entendemos algo, corremos el riesgo de equivocarnos, nunca debemos olvidar que tomar las cosas en nuestras manos, es quitarlas de las manos de Dios y a su vez ir en nuestras propias fuerzas. EL Señor es el único que puede hacernos entender, El es el único que puede llegar hasta lo más profundo de nuestra mente y cambiar nuestro entendimiento, para poder ver las cosas de forma que El quiere que las veamos. Para ser entendido necesitamos humildad, bajar la cabeza y reconocer que nuestro conocimiento es limitado en relación a la grandeza de Dios.
Pidamos al Señor que entendamos Su voluntad y si es difícil por nuestras propias fuerzas, pidámosle que El nos haga entender para aprender y caminar de acuerdo a sus mandamientos, de acuerdo a Su voluntad.
