sábado, 12 de noviembre de 2016

HACER TU VOLUNTAD



" Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre."
1 Juan 2:17


No es tarea fácil en nuestros días enseñar a los niños a hacer esfuerzos sin que tengan la necesidad de quejarse, obedecer, hacer sus deberes, levantarse por la mañana, estudiar y presentar bien sus exámenes en el colegio, ser consistente en sus obligaciones y no repetirles dos, tres o más veces las cosas. Sería maravilloso que al primer llamado respondieran obedientemente y pasaran el día sin ninguna queja haciendo todo lo que se les pide hacer, sin ningún problema,  pero hay algo que se llama "voluntad" que muchas veces es difícil sujetar y es parte del día a día formarla



No solo los más pequeños necesitan aprender a sujetar su voluntad, nosotros también necesitamos tomar cada día nuestra voluntad y someterla a la voluntad de Dios para que al igual que anhelamos que nuestros hijos nos respondan sin quejarse, sin preguntar y sin problema, igualmente también nosotros vivamos en la voluntad de Dios y sujetos  a las decisiones que El toma para nuestra vida.



La escritura dice en el libro de 1 Juan que el mundo pasa y sus deseos, debemos de pensar que todo pasa, los deseos que tuvimos hace varios años no son los mismos que tenemos hoy, conforme pasa el tiempo vamos dándonos cuenta que todo termina, tanto los tiempos buenos como los malos tiempos, en la vida lo que ayer era una gran necesidad, hoy quizás lo tenemos cubierto y son otras las peticiones de nuestro corazón.  Todo pasa en este mundo y el tiempo no pasa en vano, cuando eramos pequeños queríamos ser mayores para hacer lo que pensábamos que era bueno, hoy somos adultos y nos damos cuenta que siempre estaremos deseando algo más, tal vez material o que llene nuestro corazón.



Sin embargo hay algo que permanece para siempre, el que hace la voluntad de Dios.  El que no se antepone a las decisiones de Dios para su vida, el que no toma atajos para alcanzar lo que desea sino que con humildad acepta lo que Dios ha permitido para él y somete su voluntad propia a la del Señor, sabiendo que Sus planes, sus caminos, sus pensamientos y sus designios son más grandes, más altos y más sabios que los nuestros.



Hacer la voluntad de Dios parece sencillo, pero conlleva una vida entregada a El, sin caprichos, sin cosas vanas, es un esfuerzo que vale la pena hacer, porque Su voluntad siempre será el camino más seguro, la mejor decisión y la paz para nuestra alma.



Cómo puedo saber cuál es la voluntad de Dios para hacerla? Leyendo Su palabra, escudriñando qué pide y quiere El de mi y en la oración, aprendiendo a escuchar su voz y encontrando la paz que solamente el sabe dar cuando estamos allí, en ese lugar tan seguro, el centro de Su voluntad.



No nos dejemos engañar con los deseos y anhelos que hoy tiene nuestro corazón, anhelemos por el contrario hacer siempre la voluntad del Señor con humildad, con un corazón sincero y sencillo ante El, viviremos seguros sin equivocarnos.


Señor anhelo hacer tu voluntad, quita toda cosa que no me permita hacer tu voluntad, quiero ser fiel a ti, obedecerte con un corazón humilde y sencillo, quita mis ojos de los deseos de este mundo que pasan y no vuelven, anhelo poner mis ojos en ti y vivir en el centro de Su voluntad. Tu conoces todo lo que desea, anhela y necesita mi corazón yo espero en ti, en tu voluntad y en tu fidelidad. Amén!