domingo, 10 de enero de 2016

FRUTO DEL ESPIRITU: LA MANSEDUMBRE


“ Si el espíritu del príncipe se exaltare contra ti, no dejes tu lugar; porque la MANSEDUMBRE hará cesar grandes ofensas”.
Eclesiastés 10:4

La escritura nos dice “ si el espíritu del príncipe se exaltare contra ti, NO DEJES TU LUGAR…” y cuál es nuestro lugar, cuál es tu lugar como cristiano? Tomar nuestro lugar es pensar qué haría Cristo en mi lugar? Qué haría Jesús en esta situación? Qué palabras diría? Cómo respondería? Cuál sería su actitud?

Jesús fue un hombre manso y nos dijo “aprended de mi que soy manso y humilde de corazón”. La mansedumbre es en otras palabras la ausencia de altivez, ausencia de irritabilidad, ausencia de venganza. La mansedumbre es esa actitud dócil, humilde y suave ante situaciones extremas en las que humanamente  podríamos mostrar violencia, altivez o aspereza.

La mansedumbre no es algo que se recibe en un momento, ni se compra, ni se regala; la mansedumbre se aprende, es un fruto que se desarrollará en el diario vivir, Dios permitirá que vengan a nuestra vida situaciones inesperadas, inciertas y hasta confusas para que cada día podamos hacernos más como El.

La palabra de Dios dice que la mansedumbre hará cesar grandes ofensas, por medio de la mansedumbre podemos interrumpir una discusión y terminarla, podemos evitar que algo pequeño se convierta en una gran ofensa, a través de la mansedumbre cedemos el paso a la humildad y tomamos el control de la situación no a fuerza de mal sino de bien, porque pasamos por alto palabras, actitudes o situaciones dolorosas sin que estás se queden en nosotros y nos hagan daño.

Elijamos desarrollar en nosotros el fruto de la mansedumbre, que es una cualidad del carácter de Jesús en nosotros y veremos la diferencia en nuestro diario vivir y nuestro corazón estará más feliz y tranquilo.

ORACIÓN: Señor tu conoces nuestros corazones y sabes la medida de mansedumbre que cada uno de nosotros tenemos, ayúdanos Señor a no perder nuestro lugar, a no responder mal por mal, a no desesperarnos, a no reaccionar y actuar, sino controla tu nuestro ser interior para que el fruto de la mansedumbre surja en medio de un mundo lleno de personas violentas, envidiosas, agresivas, bruscas, amargadas y sin amor, enséñanos a caminar, actuar, responder y hablar como Tu lo harías, enséñanos a moldear nuestro corazón para que seamos mansos y humildes como Tu y hagamos con nuestra actitud cesar grandes ofensas. Amen!