jueves, 10 de noviembre de 2016

PELDAÑOS, NO PIEDRAS DE TROPIEZO


" No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea vituperado"
2 Corintios 6:3



No es algo usual tropezar, por ejemplo si vamos caminando de formá rápida y tropezamos podemos hacernos mucho daño, pero el problema no es ni la velocidad ni la forma en la que avanzamos, el problema es que muchas veces vamos pensando en otras cosas y quitamos nuestra concentración de lo que estamos haciendo verdaderamente y esto nos lleva a tropezar y llevarnos un gran susto.

Para nadie es agradable caer al suelo, rápidamente buscamos ponernos de pie, ver si alguien nos está observando y luego revisar si nos hemos hecho algún daño.  No es nada agradable tropezar y caer, pero es más desagradable es convertirse en ese obstáculo inesperado que se pone en mitad del camino y provoca la caída. 

La palabra de DIos habla de los "tropiezos" que podemos tener en nuestro caminar cristiano, pero también habla de NO dar a nadie ninguna "ocasión de tropiezo", porque nosotros mismos podemos convertirnos en piedras de tropiezo para otros hermanos más jóvenes en la fe, más débiles, que estén pasando por tiempos de adversidad y en vez de ser un peldaño para subir su ánimo podemos ser una piedra que les hace tropezar.

El Apóstol Pablo dice en el libro de Corintios no debemos ser de tropiezo para nadie para que nuestro ministerio no sea vituperado, ya que cuando decimos que somos cristianos debemos mostrar una rectitud de vida, una forma de llevar las cosas diferente y no hacernos a este mundo para que todo aquel que nos ve pueda ver a Cristo y a nosotros mismos.

Cómo podemos convertirnos en un tropiezo? Somos de tropiezo cuando decimos tener fe y la negamos cuando vienen los tiempos difíciles y las pruebas. También cuando llevamos una doble vida jugando entre Dios y el mundo, llevando una vida demasiado ligera, en comunión con las cosas de este mundo y las cosas de Dios. Podemos ser de tropiezo también con nuestras palabras, frases, quejas, críticas, envidias y un corazón negativo. También somos de tropiezo cuando decimos amar a Dios y no amar a nuestros hermanos. Y sobre todo pecando deliberadamente, haciendo cosas que a Dios no le agradan y mostrando un testimonio sin fundamento y sin verdad.

Anhelemos en nuestro corazón ser peldaños que ayuden a otros a subir, a avanzar en Cristo, a crecer, a esforzarse, peldaños en los que pueden apoyarse y testimonios vivos del poder de Dios, de su amor, su compasión y su misericordia. Y pidamos al Señor no ser nunca de tropiezo para otros, guardando nuestras vidas del mal, llevando una vida de santidad, en la voluntad y la gracia de Dios.

Señor toma mi vida y dame diligencia en mi caminar para no convertirme nunca en una piedra de tropiezo para los demás, ayúdame a llevar una vida santa y recta delante de ti, haciendo lo correcto, sin doblez de ánimo, sin salirme de tus mandamientos y obedeciendo tu palabra. Perdóname si alguna vez he sido de tropiezo para otros, quiero ser un digno representante tuyo, un discípulo que muestra los frutos de una vida llena de ti y no del mundo. Guarda mi vida Señor, amén!