miércoles, 26 de septiembre de 2018

TU SABES QUIEN SOY!


Porque él conoce nuestra condición; Se acuerda de que somos polvo.
Salmo 103:14

De dónde viene el polvo, el polvo puede venir de varias fuentes, pero el que se genera en nuestras casas, oficinas y otros ambientes humanos es generado por nosotros mismos, especialmente por el desprendimiento de las células muertas de nuestra piel.  Los estudios revelan que el 70 por ciento de la composición del polvo está formado por células muertas de piel humana, lo que significa y confirma que somos eso,  sencillamente polvo.

Todos luchamos cada día por nuestras vidas, saltamos de la cama con un trabajo, actividad o labor que realizar, el que trabaja en una oficina en una tienda, el que trabaja en educación con niños o ayuda a personas, la mujer que se queda en casa trabaja y vela por su familia, los niños y jóvenes también desarrollan una función de trabajo en el que estudian y aprenden a desarrollarse hasta hacerse adultos, cada uno hacemos una trabajo y cumplimos una misión, pero no importa el trabajo que realicemos todos estamos formados de la misma materia y nadie puede considerarse superior a otro.

La escritura dice en el Salmo 103 que El Señor se compadece de nosotros como un padre, porque  conoce nuestra condición y se acuerda que somos polvo.  Dios es nuestro creador y Él mejor que nadie sabe de lo que estamos hechos, sabe lo vulnerables que somos, lo débiles que somos y lo que vamos a volver a ser, El sabe que nuestros cuerpos físicos no tienen ningún valor porque son diminutas partículas unidas, que se han formado y se mantienen solamente por Su gracia y por Su poder, EL Señor ha creado el milagro de la vida y sabe que nosotros somos parte de ese milagro.

El problema es que no siempre tenemos claro este concepto, se nos olvida, luchamos por tener, por alcanzar posiciones, cargos, reconocimientos, nos frustramos si no tenemos aquello que creemos que nos dará la felicidad o que le ha dado alegría a otros; nos llenamos de orgullo por un título, por un cargo, por un nombre, por un puesto; también cerramos nuestro corazón algunas veces al perdón, a la comprensión, a la unidad y entramos en competencia, en rencores, en altivez y en indolencia, y es allí donde El Señor quiere que recordemos nuestra condición, que recordemos que somos polvo y que es solamente por Su gracia, por Su inmenso amor que tenemos lo tenemos y logramos lo que logramos, no hay más.

Dónde vamos con tanto orgullo, con tanta altivez, con tanta soberbia, con tanta falta de perdón y de amor? Te has puesto a reflexionar, qué pensará EL Señor de nuestras actitudes erróneas, de nuestras actitudes indolentes y la forma en la que enfrentamos la vida? Qué pensará al vernos? EL Señor en Su inmenso amor de padre, ve nuestra condición, se acuerda que somos polvo y quiere que no sigamos yendo por la vida de manera altiva y equivocada. 

Dios quiere que seamos un reflejo de Su amor a los demás y hacia nosotros mismos, El quiere que seamos mansos, humildes, tranquilos, personas que conocen su condición y que reconocen el poder de Dios sobre sus vidas, personas llenas de gozo al saber que siendo nada, Dios nos ha hecho sus hijos y sus escogidos.

Reconozcamos hoy nuestra condición, recordemos de dónde venimos, recordemos que el poder de Dios es el que nos hace grandes y fuertes, pidamos al Señor que Su amor viva en nosotros y nos de la capacidad para perdonar, para comprender, para aprender y para enseñar, que Su amor nos revista de humildad y de gozo, al saber que siendo nada para Él lo somos todo!