lunes, 2 de octubre de 2017

GUÁRDAME Y LÍBRAME SEÑOR!


"Guárdame, oh Jehová, de manos del impío;

Líbrame de hombres injuriosos,

Que han pensado trastornar mis pasos."

Salmo 140:4

Cuando nace un bebé, sus padres procuran cuidarle, guardarle, protegerle y librarle de todo mal y peligro, porque es tan indefenso y vulnerable que cualquier cosa podría hacerle daño. Muchas veces con nuestros hijos, cuando son pequeños, quisiéramos meterlos en una burbuja donde les pudiéramos aislar de todo mal, de toda contaminación  que nada pueda tocarles. Pero eso es imposible, porque parte de la vida es enfrentar todo tipo de situaciones y exponerse a situaciones que van formando sus defensas físicas y emocionalmente irán formando su carácter hasta convertirse en personas adultas y maduras.

Hay momentos de nuestra vida en los que quisiéramos vivir o entrar en esa burbuja protección porque vienen muchos peligros o tentaciones a nuestra vida, situaciones en las que nos sentimos vulnerables, impotentes, vemos el mal acercarse a nosotros y necesitamos la cobertura de Dios para guardarnos.

El salmista David en el Salmo 140 clama al Señor pidiendo protección de sus perseguidores y le pide al Señor dos cosas: GUARDAME Y LÍBRAME

Cuando pedimos al Señor GUÁRDAME, le estamos pidiendo que nos ponga en un lugar de tal forma que no nos perdamos, que nos conservemos tal y como estamos, que no caigamos en otro lugar y que nos ponga donde nos corresponde estar. Cuando Dios nos guarda de manos de maldad, nos pone bajo su cobertura para que nada pueda tocarnos y hacernos daño.

Y cuando decimos al Señor LÍBRAME, estamos pidiéndole que evite que tengamos que enfrentar cosas que nos obliguen a hacer algo malo, que evite un peligro, algo molesto y desagradable. Muchas veces no nos persiguen personas físicas, porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, pero si sufrimos persecución porque vienen situaciones para hacernos caer, para mentir o hablar, para fallarle al Señor haciendo cosas que no le agradan, perdemos el ánimo, las fuerzas, nos sentimos débiles y vulnerables. Es allí donde necesitamos la intervención divina de Dios para librarnos.

Solamente Dios puede guardarnos y librarnos del mal, de pecar y obrar en injusticia, solamente Dios puede guardarnos bajo sus alas para evitar caer y tropezar, solamente El Señor puede librarnos de la maldad de los hombres, de la mentira, de situaciones incómodas, de peligros, de tentaciones y de momentos en que el enemigo quiere enseñorearse de nosotros.

¿Estás pasando por tiempos de debilidad, persecución o tienes temor de caer en tentación, fallar al Señor o tienes temor de la maldad de los hombres? Clama a tu padre del cielo y pídele que te guarde y te libre del mal, El tiene el poder hacer cambiar las cosas, para alterar las situaciones y ponerlo todo a tu favor, el puede guardarte bajo la sombra de Sus alas y estar seguro mientras pasa el peligro.

Dios quiere que seamos valientes  y enfrentemos nuestros gigantes, pero hay otros momentos en los que debemos reconocer que no somos lo suficientemente fuertes y necesitamos su cobertura, su protección, su abrazo de amor y cuidado sobre nosotros.

Habla con El Señor y dile: GUÁRDAME Y LÍBRAME SEÑOR, necesito tu protección sobre mi vida, escóndeme bajo tus alas, guárdame mientras pasa el peligro, evita toda situación que me pueda hacer caer y fallarte, líbrame de toda maldad, guárdame de mis perseguidores, no permitas que el enemigo trastorne mis pasos y mi vida, me pongo Señor bajo tu mano poderosa, siento tu amor cubriendome y apartándome del mal. Guárdame Señor en tus manos y líbrame de todo mal. Amén!