jueves, 3 de noviembre de 2016

ESPERO EN TI SEÑOR!



"Mi alma espera a Jehová

Más que los centinelas a la mañana,
Más que los vigilantes a la mañana."

Salmo 130:5-6

Un centinela es un guardia, un vigía o un vigilante colocado en un puesto de observación para proteger un lugar.  Una de las normas más importantes es que el centinela no puede abandonar jamás su puesto, debe permanecer en el lugar que le ha sido asignado sin falta. En los tiempos antiguos habían tres vigilias durante la noche. La primera vigilia era desde las 18:00 hasta las 22:00h. La vigilia intermedia empezaba aproximadamente desde las 22:00 horas hasta las 2:00 de la madrugada y la tercera vigilia iba desde las 2:00 de la madrugada hasta la salida del sol.  

Para cualquier vigilante o centinela la tercera vigilia de la noche era la hora más difícil, la más agobiante y pesada, ya que había estado velando durante toda la noche y anhelaba que llegaran los primeros rayos de luz  para poder dejar su puesto y marcharse. Realmente el corazón de un vigilante anhelaba casi con desesperación que llegara la mañana, pero tenía la certeza que por más oscura que estuviera la noche pronto saldría el sol.

Esperar en Dios es difícil y muchas veces perdemos la paciencia, las fuerzas y nos falta la fe. Nos sentimos cansados, agotados, casi sin fuerzas para poder caminar y continuar ante cada cosa que pasa en nuestra vida, pero no podemos dejar que la sombra de la noche nos cubra y nos engañe haciéndonos pensar que todo es oscuro, sombrío y que no hay un futuro. Esperar en Dios es esperar con seguridad porque estamos confiando en el Dios todopoderoso que hizo el cielo y la tierra, es confiar en un Dios amoroso, paciente, bondadoso y con tanta misericordia, si esperamos en El no podemos desconsolarnos y desfallecer, debemos esperar como esos vigilantes a la mañana, con la certeza que pronto llegará luz del sol, que nunca una noche ha vencido a la mañana y que si esperamos en Él, pronto podremos ver también nuestra victoria y El Señor actuará en nuestro favor.

Espera alma mía en El Señor! Que tu alma espere en Él como los vigilantes esperan la mañana, con la certeza que llegará pronto, con gozo, con paz, con paciencia, en victoria, porque Dios nunca falla!


Mi alma espera en ti Señor, espero y no me desespero, espero pacientemente a que tu intervengas, actúes y me salves de la situación que hoy acongoja mi corazón, espero en tus promesas, que son eternas, que nunca fallan, espero en tu amor incomparable, inagotable e inigualable, espero en ti mi buen Señor, como los vigilantes esperan la mañana con la certeza en mi corazón que el tiempo de oscuridad terminará y que pronto veré la luz del sol, descansaré y veré tu salvación, hoy y siempre espero en ti Señor! Amén!