martes, 29 de agosto de 2017

TOMA LAS RIENDAS!



"Como ciudad derribada y sin muro
Es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda."

Proverbios 25:28



En la antiguedad la mayoría de las ciudades utilizaban una muralla alrededor para tener la protección y la seguridad que sus enemigos no podían penetrar en ella por ningún lugar abierto. Un ejemplo de murallas es La Gran Muralla China denominada "larga fortaleza" que fue construida 200 años antes de Cristo, con una longitud de 7,300 kilómetros, uno de sus principales objetivos no sólo era no ser invadidos, sino también evitar caballerías de sus enemigos ya que les harían más vulnerables para ser destruidos. 



Una ciudad derribada y sin muro era una ciudad completamente descubierta y presa fácil para sus adversarios. A esto compara el libro de proverbios un espíritu que no tiene rienda, alguien que no sabe controlarse, una persona que explota en cualquier momento causando mucho daño y causando heridas a otros con palabras, comentarios, hechos y decisiones arrebatadas y sin sabiduría.

Una rienda es usada específicamente para poner freno a una caballería y no solamente freno sino también para dirigir sus movimientos.  De igual manera Dios nos ha dado una libre voluntad con la que debemos dominar nuestros impulsos y reacciones. Nuestro espíritu debe ser controlado por el  Espíritu Santo de Dios, quien toma las riendas de nuestra vida y no solamente nos ayudará a frenar antes de cometer errores y desbocarnos, sino que también dirigirá nuestros pasos, nos guiará a dónde debemos caminar y qué decisiones debemos tomar.

Cuando actuamos aceleradamente y sin rienda, somos una ciudad sin protección, en cualquier momento el enemigo puede tomarnos y zarandearnos haciendo con nosotros lo que quiere, podemos hacer daño sin darnos cuenta y luego arrepentirnos toda una vida.

Pongamos nuestra voluntad bajo la autoridad de Cristo, con la guianza del Espíritu Santo y seremos una ciudad fortificada, protegida, guardada, cuyas riendas dirige El Señor y si El está en control todo irá bien!

Señor toma las riendas de mi vida, protégeme de actuar sin control, sujeta mi Espíritu a tu voluntad, librame de las garras del enemigo, dame dominio propio!