martes, 15 de marzo de 2016

DAR GRACIAS POR ANTICIPADO...


PRECIOSA REFLEXIÓN:
DAR GRACIAS POR ANTICIPADO...
DE: Toño García, s.j


"Fíjate, por ejemplo, en el pasaje de Mt 11,25-27. En un momento crítico de su vida Jesús se da cuenta, con asombro, del rechazo que provoca su mensaje en los sabios y prudentes de su tiempo (los poderes religiosos y sociales) y de la alegría que produce en los pobres y sencillos. Y alaba a Dios por ello, le bendice, le da gracias… Pero, al mismo tiempo, se da cuenta de que tal rechazo será fatal para él, llevándolo finalmente a la muerte.

¿Cómo se puede alabar, bendecir, dar gracias a Dios en una circunstancia tan amenazante? Eso sólo lo puede hacer alguien tan lleno de Dios, con tantas memorias acumuladas de que Él es siempre bueno y a favor nuestro, que incluso frente a un futuro amenazante, adelanta su acción de gracias: en cualquier futuro Tú seguirás siendo bueno para mí, te doy las gracias por anticipado.

Sitúate un momento en la última Cena (Mc 14,22-25). Jesús tiene ante sí al grupo de sus discípulos. Uno es traidor y el resto no va a resistir la prueba… En un segundo plano lo que se presenta ante Jesús es su propio y trágico final. Y es en ese contexto de traición y futuro abandono donde Jesús toma el pan y pronuncia la bendición, toma el vino y pronuncia la acción de gracias…


Otra vez la misma sorpresa. Se da gracias cuando has pedido algo y se te ha concedido, pero ¿dar gracias a Dios en tal situación? Eso sólo puede hacerlo alguien que puede, eso sí, estar desconcertado con respecto a Dios, pero al mismo tiempo “lleno de memorias” de su amor y fidelidad. Tú seguirás siendo Padre bueno para mí en cualquier futuro por cruel que sea, te doy gracias por anticipado.

Y, por fin, entra con Jesús por un momento en el Huerto de los Olivos (Lc 22,39-46). Jesús es humano, se derrumba físicamente ante lo que le viene encima; suda sangre. Se arrodilla y ora a su Padre. Lo que se debate dentro de él no es la fidelidad a Dios. Esa es intocable para Jesús. Lo que pide orando es que esa fidelidad no tenga que pasar por lo que se le viene encima: la cruz. No le queda ya nada que hacer. Sólo volverse hacia su Padre, presentarle su angustia, rogarle que su entrega pueda ser de otra manera, y aceptar finalmente que no pueda serlo, que tenga que ser así…

Dar gracias a Dios por anticipado ya que en cualquier futuro Él seguirá siendo Padre, aunque no siempre podamos comprender cómo. Así oró Jesús. Junto a él también nosotros podremos hacerlo."

DE: Toño García, s.j