viernes, 22 de mayo de 2015

CONVICCIONES EN NUESTROS HIJOS



VIVIENDO POR PRINCIPIOS
APLICANDO LOS PRINCIPIOS BIBLICOS: CONVICCIONES EN NUESTROS HIJOS

Una convicción es el convencimiento de algo, es tener creencias firmes y estar plenamente convencido. Una convicción es creer firmemente en algo sin dudar, ya sea por experiencia o por conocimiento pero sabemos que ese algo es verdadero.
Recordemos que la convicción viene a través de la fe, es aquello que no vemos pero que sabemos que es real.

El tener convicciones nos ayuda a no ser llevados por cualquier viento, nos ayuda a permanecer firmes y no dudar cuando nos presenten otras creencias o argumentos que vayan en contra de lo que la palabra de Dios nos enseña y que está ya sembrado en nuestro corazón.

Hoy vamos a continuar hablando acerca de las convicciones, pero aplicando cómo ayudar a nuestros hijos a tener convicciones en Cristo y permanecer firmes. También puede ser aplicado no solo a nuestros hijos sino a personas que están comenzando en la fe y que necesitan afirmar su caminar en El Señor.

La palabra de Dios dice en Proverbios 22:6 “INSTRUYE AL NIÑO en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.” Este versículo dice que demos INSTRUCCIÓN a los niños en su camino, el camino de un niño es largo hasta que crece y si constantemente estamos instruyéndole, enseñándole, mostrándole lo que es real y verdadero cuando crezca y se haga un adolescente, luego un adulto y luego un anciano, permanecerá en ese camino que le hemos enseñado. Y una de estas instrucciones o enseñanzas que debemos dar a nuestros hijos son las convicciones que deben tener en El Señor.

Las convicciones impactan nuestra manera de vivir, no se trata solo de creer en algo sino que vivo la palabra y eso impacta mis pensamientos, mi manera de ver la vida y mi caminar. Nuestros hijos van poco a poco adquiriendo convicciones en su vida y es determinante lo que nosotros podemos influenciar para bien o para mal en ellos, ya que son como una tierra fértil y limpia donde podemos sembrar, es un proceso de día a día y no solo de vez en cuando. No podemos dejar que el mundo nos gane ventaja ya que nuestros niños están rodeados por todas partes de cosas que no pertenecen al Señor y su corazón debe estar bien fundamentado para que permanezcan y muestren su corazón para Dios en medio de una sociedad que no conoce al Señor.

Y hoy hablaremos de algunas cosas que podemos ir sembrando en sus corazones para que puedan ir teniendo convicciones que les vayan marcando por donde ir en su camino:

  1. El temor de Jehová: La primera convicción que debemos enseñar a nuestro hijos es El temor de Jehová, no es terror al Señor, no es tener miedo a que por hacer algo nos castigue, sino enseñar el temor de Jehová es saber que hay un Dios que está en los cielos de quien dependemos, por quien vivimos nos movemos y somos.   Proverbios 1:7El principio de la sabiduría es el temor de Jehová” Para esto nuestros hijos debe estar convencidos  quién es Dios? Debemos enseñarles que:

  •     Nuestro Dios es omnipresente: Está en todas partes, le podemos decir aunque yo como madre o padre no esté a tu lado, tu nunca estás solo porque Dios está contigo, para cuidarte, para guardarte y mira todo lo que haces.
  •     Dios es omnipotente: Dios todo lo puede, yo como padre puedo hacer muchas cosas por ti que eres mi hijo, pero hay muchas cosas que no puedo hacer, pero Dios puede hacerlo todo, porque es omnipotente, Todopoderoso.
  •     Dios es omnisciente: Dios todo lo sabe, no hay nada que podamos esconderle, nuestra vida pasado, presente y futuro Él lo conoce, así que yo como padre puedo saber algunas cosas de ti como hijo y tu puedes decirme u ocultarme algo pero Dios todo lo sabe y todo lo conoce, para el nada es oculto ni escondido.

Esto es enseñar el temor de Jehová, el principio de la sabiduría, nuestros niños deben tener la convicción de quién es el Dios en quien confían.

2. FE EN DIOS: La convicción de nuestra fe debe estar en el corazón de nuestros hijos, tristemente muchos de nosotros enseñamos a nuestros hijos sin darnos cuenta convicciones de asuntos que no tienen mayor importancia como el equipo de futbol al que pertenecemos, cuáles son nuestras costumbres, tradiciones familiares, moda, comidas, etc. Pero la convicción de la fe debe ser más importante que cualquier cosa. Debemos enseñar a los niños no solo a creer sino a vivir por fe y no facilitarles todo, es verdad que al ser sus padres somos quienes les proveemos de lo que necesitan pero desde pequeños podemos enseñarles a  ir al Señor cuando tengan un deseo en el corazón, una necesidad como ropa, zapatos, cosas que a los niños les hacen ilusión tener, podemos enseñarles a tener fe, que vayan a Dios antes que a nosotros, ellos oraran con nosotros por ciertas necesidades y verán como Dios les provee de lo que necesitan si es SU voluntad, debemos enseñarles a tener fe en El Señor para enfrentar retos, pruebas pequeñas que van viviendo, que puedan pedir que oremos para que les vaya bien en un partido de futbol, en una excursión en una prueba en el colegio, eso les va a ir afirmando la convicción de la fe en Dios.

3.  AMISTAD CON DIOS O CON EL MUNDO: Otra de las convicciones que deben estar presentes en el corazón de nuestros hijos es que la fe debe ser definida o estamos con El Señor o estamos contra El, no hay un término medio, el libro de  Santiago 4:4 dice “¿No sabéis que la amistad del mundo es ENEMISTAD contra Dios?  Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.” Esta convicción en nuestros hijos les ayudará entender que la tibieza no es agradable al Señor, hoy en día estamos rodeados de personas, medios de comunicación, música, espacios y lugares llenos de cosas que atraen los ojos y los deseos de nuestros hijos y sus corazones deben estar bien cimentados en que la garantía para una vida bendecida es estar cerca de Dios, ser amigos de Dios, debemos enseñarles que el que quiere agradar a los hombres no siempre va a agradar a Dios pero el que agrada a Dios muchas veces puede también agradar a los hombres porque Dios le respalda.

Y para terminar recordar que la mejor forma de mostrar una convicción en nuestros hijos es con el ejemplo. La biblia dice en el libro de Tito 2:7  “presentándote tu EN TODO COMO EJEMPLO de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros.” Nuestros hijos son como esponjas que absorben nuestra fe o nuestra falta de fe, nuestro gozo o nuestra amargura, nuestra integridad o nuestra deshonestidad, las convicciones en ellos se irán formando en sus corazones en la medida que van creciendo en un ambiente de fe en Dios, de firmeza en su palabra y de ejemplo haciendo vida todo lo que les enseñamos y poniéndolo por obra.


viernes, 15 de mayo de 2015

APLICANDO TODOS LOS PRINCIPIOS: LAS CONVICCIONES



VIVIENDO POR PRINCIPIOS
APLICANDO TODOS LOS PRINCIPIOS: LAS CONVICCIONES
Vamos a continuar hablando acerca de los principios bíblicos aplicados a nuestra vida, pero hoy no hablaremos de un principio en específico sino  de la importancia que tiene para nuestra vida caminar aplicando esas verdades infalibles de la palabra de Dios a todas las áreas de nuestra vida cristiana y sobre todo hoy hablaremos acerca de nuestras CONVICCIONES.

Tal vez alguna vez hemos escuchado la frase “tener convicciones firmes” o “vivir por convicciones y no por emociones”, es muy importante para todo aquel que es seguidor de Cristo, conocer bien cuáles son sus convicciones y por qué es importante tenerlas.
Primero definiremos bien que es una convicción? La palabra “convicción” significa: Convencimiento, es tener creencias firmes y estar plenamente convencido de algo. Cuando creemos firmemente en algo, no dudamos, sino por el conocimiento o la experiencia que tenemos sabemos que algo es verdadero.

Por ejemplo todos sabemos que el fuego quema nuestra piel por lo tanto no vamos a exponer nuestras manos o nuestro cuerpo a una llama ardiente, porque estamos convencidos, ya sea por el conocimiento que tenemos o la experiencia que hayamos vivido, que el fuego causa dolor y heridas en la piel; estamos convencidos que no debemos hacerlo. Eso es una convicción, para que podamos entenderlo mejor, es una creencia firme, que no vamos a abandonar tan fácilmente. Un cristiano que no tiene convicciones será fácilmente preso del engaño o llevado por todo viento que sople cerca de él, porque no tiene nada sólido. La palabra de Dios nos dice en Santiago 1:6 porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra”

Lo contrario a la convicción es la duda, la indecisión, la inseguridad.  Cuando NO tenemos convicciones lo que nos digan será valedero y rápidamente nos convencerán o nos mostrarán otro camino al verdadero, iremos de un lado a otro, fluctuando entre una vida santa y una vida de pecado o bien llevando un cristianismo “light” por así decirlo un cristianismo ligero, diseñado a mi conveniencia y no alineado a lo que Dios ha diseñado. Cuando no tenemos convicciones rápidamente podemos llamar a lo malo bueno y lo bueno verlo como algo pasado de moda o demasiado radical.

Como primera cosa la palabra de Dios nos habla de la palabra convicción en Hebreos 11:1 “Es pues la fe, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Las convicciones se basan en la fe, aquello que no vemos, pero que estamos convencidos que es real, que es verdadero y por eso lo aplicamos a nuestra vida, en nuestra casa, en nuestra familia, trabajo, ministerio y todo lo que tiene que ver con nosotros. Los principios que están en la palabra de Dios de los que hemos  y estamos hablado tanto como individualidad, poder y forma, unidad y unión, etc. Son verdades que aplicamos a nuestro diario vivir porque son convicciones con las que vivimos porque creemos que son verdades firmes de la palabra de Dios que nos permiten vivir una vida agradable al Señor.

Entonces de qué debo estar convencido:
1.  
  Quien es Dios? Debo estar completamente convencido quién es Dios, buscar el conocerle, el aprender quién es y lo que ha hecho por mí. Eso me dará un convencimiento de en quién estoy confiando, muchas veces no tenemos fe, vivimos sumidos en la duda o la incredulidad porque no conocemos en qué Dios es en el qué confiamos, vamos a una iglesia, formamos tal vez parte de un ministerio, pero estamos muy lejos de conocer completamente en nuestro corazón quien es Dios. Así que esta convicción debe ser la primera y fundamental en mi corazón. Y cómo la adquiero?? Leyendo la palabra, orando, hablando con Dios, buscando su presencia y escuchando de otros que cuentan sus experiencias valiosas con Dios.

2.Otra Cosa de la que debo estar convencido es que la palabra de Dios es verdadera y no pasa: la palabra de Dios ha pasado de generación en generación y sus enseñanzas, principios, valores y fundamentos no han cambiado a lo largo de los siglos, la palabra de Dios debe ser mi guía para adquirir mis otras convicciones, como escuché una vez a un pastor decir: “Soy lo que la palabra de Dios dice que Soy, tengo lo que la palabra de Dios dice que tengo, puedo hacer lo que la palabra de Dios me dice que puedo hacer”. Sino conozco Su palabra, no voy a tener convicción de pecado, ni voy a tener convicciones verdaderas en qué fundamentar mi vida.

3.  La tercera cosa de la que debo estar convencido es que Dios tiene un plan y un propósito para mí: También muchas personas viven sin rumbo, vagan sin conocer que hay un destino, un plan divino, un calendario celestial que rige nuestra vida, no podemos vivir como los gatitos o las mascotas viviendo el día a día sin un propósito, estoy aquí en esta tierra porque Dios lo ha permitido y ha decidido y debo estar convencido que si Dios me ha dejado vivir es por algo y debo buscar sus propósitos en mi vida.

Entonces sabiendo algunas de las cosas de las que tenemos que estar plenamente convencidos tenemos que pensar para qué me sirve vivir por convicciones:
1.    Para tomar decisiones que sean sabias y no ser gobernado por mis deseos: Por ejemplo algo es divertido, es bonito, especial, no le hace daño a nadie, lo hago? sin pensar si es prudente, si es correcto, si es bueno o no? si agrada a Dios o Dios lo permite? Cuando vivo por convicción, por más inocente o divertido que sea algo voy a actuar prudentemente y sabiamente, pensando no solo en el momento, en el placer que algo me da o en complacer a otros, sino en lo que puede trascender esta acción de la que estoy tomando parte. La madurez en nosotros nos lleva automáticamente a una evaluación rápida a la luz de la palabra como un filtro, si pasa lo hago sino sencillamente no lo hago.

2.    Tener convicciones personales me lleva a comprometerme: Las convicciones personales son esas creencias firmes en las que yo en mi individualidad creo y me mantengo firme. Por ejemplo hago esto o lo otro, no porque no quiero ser castigado o porque no quiero ser disciplinado, sino porque amo a Dios y hago lo a Él le agrada.  Muchas personas conocen a Dios y viven con las convicciones de otros pero cuando esa persona le falta fracasan en su caminar cristiano porque no era auténticamente en lo que ellos creían, sino vivían de la fe de otra persona. Las convicciones personales me hacen comprometerme con Dios y con los hombres para empezar algo y terminarlo y también me ayudan a pensar que si algo no puedo hacerlo no debo comprometerme.  Un ejemplo que se me ocurre es cuando un joven está en el mundo y no conoce de Dios va teniendo de novia en novia, de aventura en aventura sin pensar si está haciendo lo correcto o no, el joven que ama a Dios y que busca hacer SU voluntad, que está convencido que quiere hacer lo que a Dios le agrada tendrá amigas, conocerá personas, pero no adquirirá ningún tipo de compromiso que no tenga un futuro a largo plazo porque no está convencido si es o no la voluntad de Dios, por lo tanto, si esta relación no tiene un futuro tampoco lo hago parte de mi vida ahora, en conclusión busco hacer la voluntad de Dios y por convicción actúo y no por mis deseos. Soy una persona comprometida.

El vivir por convicciones nos dará poco a poco más madurez en El Señor y mostrará mucho mas a Cristo en nosotros quien nos amó y estaba plenamente convencido que Su sacrificio no sería en vano sino para vida nuestra.


Próxima semana seguimos hablando de convicciones y cómo ayudar a nuestros  hijos a tener convicciones firmes en Dios.

martes, 12 de mayo de 2015

PAN SOBRE LAS AGUAS



Eclesiastés “11:1-2 “Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás. Reparte a siete, y aun a ocho; porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra.”


Leyendo detenidamente este versículo, puede sonar contrario porque dice “echa tu pan sobre las aguas y después de muchos días lo hallarás, nuestra mente humana nos dice: Cómo va a mantenerse el pan sobre el agua tantos días? el agua lo puede deshacer y desaparecerlo, pero esta escritura nos motiva a que activemos nuestra fe y empecemos a dar  sin esperar, gozosos de bendecir y agradar a quien lo necesita.  Dice también reparte a siete y aún a ocho porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra, el dar no tiene límites…

Este palabra nos hace pensar en los necesitados y los que tienen pocos recursos o no tienen nada, pero hoy quiero aplicarla a dar siempre lo mejor de nosotros a los demás, no importa si es pobre o es rico, no importando si es amigo cercano o lejano… No es necesario dar bienes materiales o económicos, dar es un don, compartir lo que tenemos, puede ser una palabra de aliento, puede ser una sonrisa, un abrazo, un consejo, nuestro tiempo… porque vivimos en un mundo lleno de indiferencia, en una sociedad donde el interés por los demás se ha perdido, donde nos gusta tanto recibir, pero poco nos gusta dar y si damos queremos ver los frutos de esa siembra pronto, disfrutar de ellos y el amor no actúa así.

Hace unos días recibí una tarjeta especial de una persona a la que ni siquiera conozco personalmente, la tarjeta traía un mensaje muy sencillo que bendijo tanto mi vida, me hizo pensar  que cuando damos algo a los demás, por muy sencillo que sea Dios lo devuelve y llena nuestro corazón de gozo cuando nos damos cuenta que nos hace sentir Su amor a través  de quien menos lo esperamos y cuando menos lo esperamos.


El Señor nos anima hoy y siempre a dar, a buscar el bien de los demás, el bendecir a otros, a repartir el pan de nuestras palabras, de nuestro cariño, de nuestro esfuerzo… una llamada, una tarjeta, un saludo, nuestro tiempo, una sonrisa, nada es poca cosa; los detalles hacia las personas traen bendición a sus vidas, seamos con los demás como quisiéramos que fueran con nosotros. Que nuestro corazón no se canse de dar y hacer el bien, estemos seguros que tarde o temprano volverá, nos sorprenderá y alegrará nuestro corazón!

viernes, 8 de mayo de 2015

APLICANDO EL PRINCIPIO DE UNIDAD Y UNION: La Adversidad.


VIVIENDO POR PRINCIPIOS
APLICANDO EL PRINCIPIO DE UNIDAD Y UNION: La Adversidad.

Hoy continuamos hablando acerca de vivir una vida basada en los principios que nos enseña la palabra de Dios, el principio que hoy veremos es el de Unidad y Unión aplicado a La Adversidad.

Para recordar, el principio de Unidad y Unión se basa en que la naturaleza de Dios es indivisible, Dios es tres personas en una y viven en una unidad perfecta. El principio de unidad y unión permite que vivamos un equilibrio entre nuestro interior y lo que mostramos en nuestro exterior y al aplicar el principio a diversas áreas de nuestra vida podemos decir que debe haber una unidad entre lo que decimos que somos y lo que realmente somos y en la ADVERSIDAD se prueban muchas cosas ya que a través de la prueba mostramos lo que hay y Dios habla a nuestro corazón como dice el libro de Oseas 2:15 “Pero he aquí yo la atraeré y la llevaré al desierto y hablaré a su corazón”, es en los tiempos de adversidad, de sequedad, de desierto cuando  se prueba lo que realmente hay en nosotros.
El término adversidad proviene de la palabra en latín, adversĭtas, que es la cualidad de adverso y se refiere a algo o alguien que resulta contrario u opuesto, desfavorable o enemigo. La adversidad son todas aquellas situaciones difíciles de llevar, que no podemos solucionar de manera inmediata o que están fuera del alcance de nuestras manos. Creo que todos alguna vez hemos enfrentado la adversidad y no solamente tiene que ser un hecho trágico, algo muy grande que nos sobreviene en un momento; sino que durante nuestra vida y a lo largo de cada día se presentan adversidades grandes y pequeñas a las que debemos hacerles frente y que Dios las permite para mostrar nuestro interior y las cosas que debemos mejorar y cambiar.
En el libro de Eclesiastés 7:1 dice “En el día del bien goza del bien; y en el día de la ADVERSIDAD considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él”, en esté verso de la palabra dice claramente que Dios hace el bien y también hace la adversidad porque detrás de las cosas adversas o contrarias Dios tiene un propósito para los que somos sus hijos. También Isaías 45:7 dice “yo Jehová que formo la luz y creo las tinieblas que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto.” Partiendo de estas escrituras podemos entender que Dios permite la adversidad para nuestra vida y lo importante es cómo responderemos cuando la prueba venga a nosotros, amamos al Señor y creemos en El, hablamos Su palabra y la compartimos;   debe haber unidad entre lo que creemos y lo que mostramos frente a las situaciones adversas que vienen a nosotros.
Hoy quiero compartir una historia que hace algunos años me compartieron y nos ayudará a ver la adversidad de manera diferente.
“Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles siempre y tan adversas. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida.
Su padre, era chef de profesión y la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres recipientes con agua y los colocó sobre fuego. Pronto el agua de cada uno estaba hirviendo. En uno colocó zanahorias, en el otro huevos y en el último preparó café. Los dejó hervir sin decir palabra.  La hija esperó impaciente, preguntándose qué estaría haciendo su padre??? A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Y Finalmente, coló el café. Mirando a su hija le dijo: “ ¿qué ves? Y la joven le respondió -”Zanahorias, huevos y café… Le pidió que se acercara y le dijo que tocara las  zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera, el huevo se había endurecido y por último  le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma. Humildemente la hija preguntó: “¿Qué significa esto, papá?” Y su padre amorosamente le dijo: los tres elementos han  enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo. Pero han reaccionado en forma muy diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se ha vuelto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se ha endurecido. El café sin embargo era único; después de estar en agua hirviendo, había cambiado el agua.  Y le dijo “¿Cual eres tú? Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes? ¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza? ¿Eres un huevo, que comienza con un corazón flexible? Poseías un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, o un despido, te has vuelto dura y rígida? ¿O eres como el café? El café cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tú reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren.”

Creo que  merece la pena compartirla porque nos ejemplifica cómo la adversidad en su mayor expresión, cuando más fuertes y difíciles se ponen las cosas pueden cambiar nuestro interior para bien o para mal o  nosotros hacemos que esa adversidad muestre lo que hay en nosotros que es nuestra fe, vencemos y tenemos la victoria.

En la biblia Dios nos enseña muchas cosas acerca de la adversidad y hoy veremos algunas:

1.    LA ADVERSIDAD VIENE DE PARTE DE DIOS:   Si no hemos pecado y recibimos adversidad esta viene de parte de Dios El,  la ha creado tanto lo bueno como lo malo, pero muchas veces nos gusta recibir siempre lo bueno, las bendiciones, todo aquello que nos agrada, pero la adversidad no es agradable, nos duele, nos causa incomodidad pero también viene de parte de Dios para nuestra vida, usemos el principio de Unidad y unión entre lo que decimos que somos y lo que mostramos diciendo como dijo Job en  Job 2:10 “¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.” Es difícil recibir la adversidad pero el trato de Dios sobre nuestra vida nos forma, nos hace crecer. No recibamos solo lo bueno sino también aquello que es adverso.

2.    EN LA ADVERSIDAD DEBEMOS TENER GOZO: Otra forma de tener unidad entre lo que decimos que somos y lo que mostramos en la adversidad es teniendo GOZO y no un espíritu triste, Santiago 1:2 y 3 dice “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia”, cuando vivimos en medio de la prueba el gozo de Dios es muy importante. Como he contado en ocasiones anteriores El Señor permitió un cáncer terminal en nuestro hijo pequeño desde los dos hasta los 4 años y fue un tiempo de adversidad muy fuerte, sin embargo Dios habló a mi corazón a través de la palabra “El gozo de Dios es mi fuerza” y me llevó a entender que la tristeza me mantenía débil y sin fuerzas, pero cuando pedía al Señor que me llenara de Su gozo entonces venía una fortaleza inexplicable a mi vida y así logramos terminar los días de nuestro hijo y vivir hasta hoy con gozo y sin amargura, esperando en la promesa que le volveremos a ver algún día cuando estemos en Gloria!

3.    LA ADVERSIDAD OBRA PARA BIEN: ROMANOS 8:28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Hace tiempo un pastor amigo nuestro compartió algo muy sabio que siempre lo recuerdo, para los hijos de Dios no hay cosas malas, están las cosas buenas, las bendiciones, las cosas bellas y bonitas y LAS QUE OBRAN PARA BIEN, como dice esta escritura a los que “aman a Dios TODAS LAS COSAS les ayudan a bien” todas las cosas son las buenas, las adversas, las difíciles, las pruebas, todo obra para bien y esto nos lleva a vivir nuestra fe en tiempos de bendición y en tiempos de adversidad.


Como hemos hablado la unidad y la unión de nuestro ser interior con el exterior no puede separarse en los tiempos adversos, debe haber unidad en nuestro diario vivir porque esto agrada al Señor. No es sencillo pero podemos lograrlo y recibir de Dios tanto lo bueno como lo malo, teniendo gozo y sabiendo que todo obra para bien!