viernes, 22 de abril de 2016

MI PADRE TRABAJA, YO TRABAJO


“Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo.”
Juan 5:17

El padre nunca deja de trabajar, es un aliento, una promesa, una seguridad y una confianza plena para nosotros. Jesús nos dio también el mayor ejemplo, durante el tiempo que estuvo aquí en la tierra, Jesús trabajó y oró, son las dos cosas que más predominaban en Él.

El trabajo es un regalo de Dios que pocas veces vemos como tal. De acuerdo a la mentalidad del mundo, el trabajo es un peso, una carga, una cruz que hay que tomar cada día si queremos tener resultados, comodidad y ciertas cosas en la vida.  Ciertamente Dios dijo en Génesis 3:19 que "ganaríamos el pan con el sudor de nuestra frente", actualmente ya no se trabaja solamente en la agricultura, como en ese entonces, pero si continuamos dedicando tiempo y esfuerzo al trabajo que realizamos y así se cumple la palabra de Dios. 

Jesús nos dio ejemplo de trabajar, desde muy pequeño sus padres le buscaban y le encontraron sentado con los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles y responde a sus padres que en los negocios de su Padre le era necesario estar. Jesús era un hombre esforzado siempre trabajando, haciendo la voluntad del Padre, compartiendo y enseñando la palabra, discipulando a sus discípulos, sanando enfermos, consolando, exhortando, orando y buscando dirección del padre, Jesús siempre estaba trabajando y sigue haciéndolo, intercediendo por nosotros todo el tiempo ante el Padre.

Independientemente de lo cada uno de nosotros hace, todos tenemos un trabajo que desarrollar, trabajamos como proveedores de economía para nuestras familias, trabajamos como padres, aconsejando y guiando a nuestros hijos, trabajamos como esposos o esposas, sirviendo, ayudando, apoyando y comprendiendo a nuestros conjugues, trabajamos como hijos, como profesionales, como siervos de Dios, cada uno debemos hacer lo que Dios nos ha mandado hacer. 

Sacudamos y desechemos de nosotros todo desánimo, pereza, pasividad y negatividad hacia el trabajo, demos cada día lo mejor de nosotros y trabajemos con gozo y sencillez de corazón con una poderosa motivación en nuestro interior... Soy hijo de Dios, mi Padre trabaja y yo trabajo!

ORACIÓN: Señor gracias por mi trabajo, gracias por el esfuerzo y el tiempo que día a día dedico a hacer cosas, en mi casa, en mi familia, mi trabajo, en mi iglesia, en donde quiera que tu me has puesto quiero hacer bien  mi trabajo y valorar cada cosa que puedo hacer, gracias por la capacidad, las fuerzas y el ánimo que pones en mi corazón cada día para llevar a cabo lo que tengo que hacer. Quiero seguir siempre tu ejemplo Jesús, no quiero perder ni desperdiciar mi tiempo, quiero aprovechar cada día de mi vida, gracias Padre porque tu hasta ahora sigues trabajando en favor nuestro, gracias por la vida Señor, gracias por el trabajo de cada día. Amén!