miércoles, 13 de junio de 2018

FRUTOS DIGNOS DE ARREPENTIMIENTO


" Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento"
Mateo 3:8

Un escritor definió el arrepentimiento como "un cambio de mente". Ya que no podemos arrepentirnos y seguir pensando de la misma manera y haciendo las mismas cosas, porque entonces no ha habido un verdadero arrepentimiento, como cada cosa en la vida el arrepentimiento se conoce a través de sus frutos. 

Arrepentirse es retractarse, renunciar, abandonar, rechazar o desertar de una actitud o un hecho, un cambio de perspectiva, una visión diferente de las cosas y una nueva forma de hacerlas. La indiferencia y la dureza de corazón son lo contrario a un corazón arrepentido, muchas veces podemos pensar: Pero si yo no he hecho nada malo! No tengo nada de qué arrepentirme! A lo largo de un día, con 24 horas podemos hacer muchas cosas que no son gratas al Señor, podemos hablar palabras y ofender, criticar, lastimar, menospreciar y hacer sentir mal a quienes están a nuestro lado. También pecamos con nuestros pensamientos, nuestros malos deseos, nuestra queja interior, quizás falta de agradecimiento, envidia, egoísmo, falta de fe, temores, y tantas cosas que cada día debemos rebuscar en nuestro corazón y ver si hay algo de qué arrepentirnos y ponernos a cuentas con El Señor

La escritura dice "haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento", el arrepentimiento como tal debería ser un fruto presente en la vida de todo cristiano que ama al Señor y que sufre en su corazón por haber pecado y fallado en alguna acción a un Dios amoroso y paciente. Estos frutos muestran un cambio radical en nuestra forma de actuar, una cambio completo en nuestra manera de pensar y pasos completamente diferentes a aquellos que dimos antes de cometer una falta.

Cuando no hay un arrepentimiento quizás solo tenemos remordimiento por lo que hemos hecho y nos sentimos culpables, pero cuando tenemos frutos de arrepentimiento estos frutos muestran un cambio radical en nuestra forma de actuar, una cambio completo en nuestra manera de pensar y pasos completamente diferentes a aquellos que dimos antes de cometer una falta. 

Cuando permanecemos en El Señor vamos a dar mucho fruto y uno de ellos es el arrepentimiento que nos llevará a reconocer nuestra culpa, dolernos y arrepentirnos de todo corazón de lo que hemos hecho mal y sobre todo a la conversión que significa no volverlo hacer y cambiar completamente nuestra actitud.


Señor quiero dar frutos dignos de arrepentimiento, te pido que me des la humildad para reconocer mis faltas, para ver mis fallos y que siempre haya en mi este fruto. Señor no quiero solamente arrepentirme sino que tu veas el fruto de mi arrepentimiento en mis actitudes, en mi forma de ser, hablar y pensar, no quiero fallarte Señor, limpia mi corazón y hazme cada día más como Tu. Amén!