sábado, 21 de abril de 2018

VOY A TI!


"Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, 
que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas"
Mateo 11:28-29

Te has sentido trabajado y cargado? Cuando estamos trabajados estamos cansados y desgastados, en términos actuales,  estamos estresados, con nuestras fuerzas al límite y con pocos ánimos para continuar resistiendo. Al final de una semana de trabajo y esfuerzo podemos estar también cargados, nos sentimos pesados, saturados, con pocas fuerzas para seguir adelante. 

Todos alguna vez nos hemos sentido trabajados y cargados, es allí, en ese punto de nuestra condición cuando El Señor nos dice VENID A MI!!

Venir al Señor quienes nos sentimos trabajados y cargados, es llegar ante un Padre bueno que nos comprende, que siente cada cosa que vivimos y que nos abraza, primeramente para hacernos sentir que aunque estemos cansados no estamos solos, también venir a El es traer toda esa carga pesada que llevamos sobre nuestros hombros, en mente y que satura nuestros pensamientos y nos hace sentir impotentes porque no sabemos qué hacer con tanto peso.  Venir al Señor es entregarlo todo y dejar que El nos haga descansar.

Pero cómo encontraremos ese descanso? Aprendiendo de Él dice el siguiente versículo, que es manso y humilde de corazón, entonces hallaremos descanso para nuestras almas. La humildad y la mansedumbre descargan el corazón de la competencia, de los juicios de otros hacia nosotros, descargan nuestra alma de la angustia de llegar a metas y límites que otros o nosotros mismos nos hemos puesto. 

Muchas veces nos cansamos y cargamos porque queremos siempre tener nuestra cabeza en alto, porque no queremos humillarnos y ser como Jesús, aceptando Su voluntad y haciéndola en nuestra vida, nos cansamos porque queremos sobresalir, tener la razón en todo, no nos gusta padecer y sufrir por ninguna causa y nos desgastamos tratando de luchar en nuestras propias fuerzas.

Por eso ser manso y humilde nos pone en otra posición, nos pone a la altura nada más y nada menos que de Jesús, que se humilló hasta lo sumo, que se despojó de sí mismo y que hoy después de tanto sacrificio, reina y está a la derecha del Padre, a su tiempo Dios le exaltó a lo sumo y lo hará con nosotros si aprendemos a ser humildes como Jesús lo fue.

Venid a mi dice El Señor hoy, si estás trabajado y cargado, ve a Jesús, entrega esa carga, humilla tu corazón, alma, mente y todo tu ser ante El, hallarás ese descanso que tu alma necesita y comenzarás tu día fortalecido en Sus fuerzas. Qué descanso venir a Jesús hoy y humillarnos bajo Su poderosa mano de amor!

Jesús te entregamos hoy  todas aquellas cosas por las que me siento trabajado y cargado, derramo mi corazón ante Ti y renuncio a ir en mis propias fuerzas. Decido aprender a ser manso y humilde como Tu. Jesús que descansemos hoy en Tu amor y en Tu poder, mi carga es tuya y tu si sabes qué hacer con ella, en Tus manos estoy! Amén!