martes, 23 de mayo de 2017

QUIERO HACER TU VOLUNTAD


"El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, 
Y tu ley está en medio de mi corazón."
Salmo 40:8

Durante muchos años vivimos frente al mar, bello e imponente. En los tiempos de huracanes y tormentas los vientos se levantaban y las olas inmensas llegaban hasta las puertas de nuestra casa, trayendo consigo ramas, arena, piedras y hasta pequeños cangrejos  perdidos en medio del agua que había salido del mar a causa del fuerte oleaje. Recuerdo que a mi madre le gustaba mucho ver el mar, subía al balcón, lo tenía justo frente a sus ojos, su mirada se perdía en ese horizonte y siempre me decía: ¿Cómo este mar, tan grande y poderoso obedece a la voluntad de Dios y no pasa de su limite? Sino obedeciera podría destruirnos. Y ¿Cómo nosotros siendo tan indefensos, tan pequeños y tan vulnerables, muchas veces no hacemos la voluntad de Dios y no caminamos en ella???

Cuánta sabiduría guardaban sus palabras y es tan cierto que la naturaleza obedece y hace la voluntad de Dios, no recrimina, no pregunta, no desobedece, el sol sale para buenos y malos, para justos e injustos, si cae lluvia cae sobre las cosechas de los hombres buenos y también cae sobre las cosechas de los que hacen maldad. La naturaleza nos muestra una obediencia completa y total a la voluntad de Dios, pero el corazón del hombre muchas veces busca caminos alternos, atajos y otras formas para llegar y conseguir lo que quiere.

¿Te agrada hacer la voluntad de Dios? El hacer la voluntad de Dios en muchos momentos no es un placer, no es un deleite, no es exactamente lo  que quisiéramos hacer. Entonces por qué la escritura dice que el hacer la voluntad de Dios me ha agradado...? Porque Su palabra está en medio de mi corazón. Quizás no sea lo que yo estaba esperando, quizás no sea lo que yo quiero, pero conozco Su palabra y su palabra dice que El es bueno, que El no dejará justo desamparado, su palabra dice que sus ojos están puestos sobre los justos y atentos sus oídos, su palabra dice que para los que aman a Dios todo obra para bien, su palabra dice que muchas son las aflicciones del justo, pero que de todas ellas le librará Jehová, y así podríamos recordar un sin fin de promesas, todas están en su palabra y eso debe morar en medio de nuestro corazón.

El hacer la voluntad de Dios es agradable, no porque las situaciones nos provoquen alegría, gozo o bendición. El hacer la voluntad de Dios es agradable, porque si El lo ha permitido y lo permite para mi vida, es porque es bueno, es porque me ama y si la escritura lo dice yo lo creo y así es.  Cuando ignoramos la palabra de Dios, también ignoramos que sus caminos no son los nuestros, que sus pensamientos no son nuestros pensamientos, ignoramos que Su voluntad es perfecta y que aunque mis ojos y mi razón no lo entienda, haré su voluntad y veré Su mano sobre mi vida.

Jesús en el Getsemaní dijo al Padre: Si puedes pasa de mi esta copa, pero que no se haga mi voluntad sino la tuya. Jesús conocía la voluntad perfecta del Padre por eso se sometió a ella, fue agradable para su corazón hacerla, aunque su cuerpo y su alma estaban en angustia, pero El conocía que los planes de Dios son perfectos y que por esa razón era necesario hacer Su voluntad. 

Señor ayúdame a obedecerte y hacer Tu voluntad en mi vida, así como el mar y la naturaleza entera te obedecen y cumplen tu voluntad, así quiero yo hacerla, que sea agradable ponerla por obra, porque conozco tu palabra y ésta vive en mi corazón. Se que si hago Tu voluntad estaré seguro y tendré la victoria.